¿Qué es el movimiento carismático?

El movimiento carismático moderno tiene su origen en el avivamiento de la calle Azusa de 1906 en Los Ángeles, California. Durante este tiempo, la gente afirmaba ser bautizada por el Espíritu de manera similar a lo que ocurrió en Hechos 2 en el Nuevo Testamento. Esto incluía afirmaciones de hablar en lenguas y milagros divinos. Estas reuniones continuaron creciendo y sirvieron como el comienzo de los movimientos pentecostales y carismáticos en los Estados Unidos y otros países.

Hasta la década de 1950, las experiencias y enseñanzas del movimiento pentecostal no eran generalmente aceptadas en las iglesias tradicionales. En 1960, Dennis Bennett adoptó las enseñanzas pentecostales en la Iglesia Episcopal. Muchos consideran este acontecimiento como el inicio del movimiento carismático (separado del movimiento pentecostal propiamente dicho). Esta tendencia se extendió a muchas otras iglesias de denominaciones tradicionales en la década de 1960. En la década de 1980 se produjo un movimiento específico conocido como la Tercera Ola, en el que las enseñanzas carismáticas fueron más aceptadas en las iglesias evangélicas de Estados Unidos, incluido el crecimiento del movimiento de la Iglesia de la Viña.

Las enseñanzas características del movimiento carismático incluyen el hablar en lenguas, la profecía, la sanidad divina y las emotivas reuniones de adoración que han incluido muchas canciones nuevas y un estilo de adoración más participativo. Estos temas han sido objeto de gran debate y discusión en las iglesias contemporáneas, generando muchas preguntas y controversias al respecto.

Si bien es cierto que en el pasado Dios ha actuado de maneras poderosas, como la sanidad y la profecía, hay un debate sobre si estos dones siguen operando en la actualidad. El continuacionismo es el punto de vista de que estos dones milagrosos o de señales continúan o pueden continuar operando hoy. El cesacionismo es la postura de que ciertos dones milagrosos ya no operan en la iglesia actual.

Es de especial preocupación los puntos de vista que sostienen algunos (pero no todos los seguidores) del movimiento carismático que enseñan que todos los cristianos deben hablar en lenguas o que hacerlo es un requisito para la salvación. Primera de Corintios 12 enumera el hablar en lenguas como un don. Por lo tanto, no todo cristiano puede tener este don. La salvación es por gracia únicamente por la fe y sólo en Cristo (Efesios 2:8-9), no por ninguna obra, incluyendo ciertos dones espirituales.

Es claro que Dios sigue obrando de maneras poderosas hoy en día. Sin embargo, también resulta evidente que ha habido aspectos problemáticos del movimiento carismático, tanto en la teología como en la práctica. Los cristianos están llamados a estudiar para presentarse aprobados (2 Timoteo 2:15) y a examinar las Escrituras para evaluar si ciertas prácticas son bíblicas (Hechos 17:11-12).



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