¿Qué son los dones bíblicos de señales?

Los dones bíblicos de señales se refieren a los dones milagrosos en el Nuevo Testamento, incluyendo el hablar en lenguas, la interpretación de lenguas, la sanidad, el hacer milagros y el profetizar. Estas actividades evidentemente existieron en el período del Nuevo Testamento. Pero, ¿cuál era su propósito? Esta pregunta es importante de contestar porque afecta la forma en que determinamos si tales dones continúan operando hoy en día.

Jesús sin duda realizó muchos milagros que fueron registrados en los evangelios. Sus seguidores también realizaron señales que autentificaban que su poder provenía de Jesucristo. Por ejemplo, el día de Pentecostés, personas de al menos 15 culturas diferentes oyeron hablar a los creyentes y pudieron entender sus palabras en su propio idioma (Hechos 2:4-13). Pedro sanó a un hombre discapacitado de nacimiento (Hechos 3:1-8). Pablo incluso resucitó a un joven (Hechos 20:9-12).

Las razones de estos dones de señales incluyen las siguientes: Primero, los dones de señales confirmaban que el mensaje era de Dios. Cuando Pedro habló en el Día de Pentecostés, el milagro de los que hablaban en lenguas llevó a muchas personas a la fe en Cristo (Hechos 2:41).

En segundo lugar, los dones de señales afirmaban que el mensajero era de Dios. Así como Jesús autenticó Su mensaje por medio de Sus señales, los apóstoles muchas veces obraron milagros como señal de que su mensaje provenía verdaderamente de Dios. Un poderoso ejemplo se encuentra en Hechos 19:11-12: "Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían". El resultado de estos milagros fue que la palabra del Señor "crecía y prevalecía poderosamente" (Hechos 19:20).

También podemos observar algo interesante con respecto a estos dones milagrosos en cuanto al tiempo y la ubicación de estos acontecimientos en la Biblia. Los milagros bíblicos se concentran en tres períodos clave: el ministerio de Moisés y Aarón, el ministerio de Elías y Eliseo, y el ministerio de Jesús y los apóstoles. Estos tres periodos de tiempo representan la Ley, los Profetas y el Evangelio de Jesús (como se proclama en los escritos del Nuevo Testamento). Estos milagros primero se manifestaron ante testigos, y luego se registraron por escrito.

En la actualidad, las Escrituras escritas del Antiguo y del Nuevo Testamento constituyen la prueba de nuestra fe en Jesucristo. Aunque Dios sigue haciendo milagros, ya no es necesario que haya dones de señales milagrosas por parte de ciertos líderes espirituales.



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