¿Qué significa que el Verbo era en el principio (Juan 1:1)?
El evangelio de Juan y el libro del Génesis tienen comienzos parecidos. Tanto Juan como Génesis comienzan con la frase "en el principio". Génesis 1:1 dice: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra". Juan 1:1 dice: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". En ambos casos, el significado principal es: En el principio, Dios era. Él estaba allí, ya había estado allí, y es el Creador. Antes de que cualquier otra cosa existiera, el Verbo existía. Dios se presentó a Moisés como YO SOY (Éxodo 3:14), porque Él siempre ha sido.
Juan 1 continúa diciendo que "Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Juan 1:2-3). Al decir esto, Juan está haciendo una clara referencia a la divinidad de Jesucristo. Jesús, el Hijo de Dios, estaba allí con Dios en el principio, en la Creación. Sin el Verbo, nada de lo que existe habría sido creado.
En este capítulo, Juan se refiere al "Verbo" varias veces, definiéndolo cada vez más. El Verbo es eterno (1:1a). El Verbo es distinto de Dios Padre (1:1b), sin embargo, el Verbo es Dios (1:1c). Jesucristo, Dios Hijo encarnado, es la Palabra: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:14, ver también los versículos 15-18).
"El Verbo" en Juan 1 es el término griego logos, una palabra que puede referirse tanto a algo dicho como al pensamiento o al razonamiento. En el año 600 a.C., un filósofo griego utilizó Logos para referirse al plan o razonamiento divino. Juan explica además que "de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer" (Juan 1:16-18). El Verbo—Jesús—nos reveló al Padre. Lo vemos también en Hebreos 1:1-3: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas". (Ver también Colosenses 1:15-20).
Dios creó todo con Sus palabras (Génesis 1:3, 6, 9, 11, 14, 20, 24, 26). En el Antiguo Testamento, vemos numerosas referencias a la "palabra del Señor" cuando Dios continuaba comunicándose con Su creación. Y hoy nos habla a través de Su Palabra, tanto la escrita (2 Timoteo 3:16-17) como "El Verbo" (Juan 14:6). Dios creó a través de Su palabra, y es a través de la Palabra—Jesús—que Dios restaura Su creación a sí mismo.
El evangelio de Juan comienza con una afirmación contundente de que Jesucristo es el Verbo de Dios hecho carne, y Juan continúa en el libro mostrando la eternidad y la divinidad de Jesucristo, mostradas a través de Su vida, muerte y resurrección aquí en la tierra. En palabras del propio Juan, el propósito de este evangelio es "para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31).
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