¿Qué es un obispo?

En el Nuevo Testamento, obispo es una traducción de la palabra griega episkapos. La misma palabra también se traduce como anciano, pastor o sobreveedor. Todas estas palabras se refieren a la misma función del líder de una iglesia local.

En las primeras congregaciones, el término anciano era el nombre más común relacionado con el líder de una iglesia local. Sin embargo, cuando el apóstol Pablo escribió Filipenses, aproximadamente en el año 49 d.C., se refería tanto a los ancianos como a los diáconos.

Primera de Timoteo 3 y Tito 1 nos ofrecen un panorama más completo de lo que debe ser y hacer un anciano. Primera de Timoteo 3:1-7 dice: "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo".

De esta lista se extraen varias conclusiones. Primero, un obispo o anciano es una buena obra. Segundo, es una función que requiere un alto nivel de carácter personal y madurez espiritual. Tercero, el obispo debe ser capaz de enseñar eficazmente a otros las doctrinas de la Palabra de Dios.

También es importante señalar otros dos aspectos del obispo bíblico. Todos los pronombres usados en referencia a los ancianos u obispos en el Nuevo Testamento son masculinos. Sólo a los hombres se les permitía servir como ancianos en la iglesia del Nuevo Testamento.

En segundo lugar, el término obispo ha cambiado en las tradiciones de la Iglesia desde el período del Nuevo Testamento. Se añadieron muchos niveles de liderazgo al cristianismo occidental. Para cuando se celebró el Concilio de Nicea en 325 d.C., el término obispo se aplicaba regularmente al líder cristiano de cada ciudad o región. Un obispo era responsable de varias iglesias y supervisaba a los ancianos de cada una de ellas. Hoy en día, muchas denominaciones y tradiciones de la Iglesia siguen utilizando el término obispo.

Una vez más, la definición bíblica de un obispo se refiere a los líderes de una iglesia local. Estos eran líderes masculinos que tenían integridad, madurez espiritual, y la capacidad de enseñar la Palabra de Dios con eficacia a los demás.