Aunque la Biblia no se refiere directamente a la termodinámica, los conceptos físicos están implícitos. Las leyes de la termodinámica tienen que ver con el calor y la energía mecánica y la conversión entre ambos. Todos los procesos físicos, biológicos y químicos conocidos por el hombre están sujetos a estas leyes.
La Biblia confirma la realidad de la primera y la segunda leyes de la termodinámica al afirmar que el universo tuvo un principio y ahora se está agotando. Génesis 1 y 2 te hablan de la creación completa del universo, mientras que el Salmo 102:25-26 describe el universo desgastándose como una prenda de vestir. La complejidad de la vida y la información contenida en el ADN no pueden surgir únicamente de la energía bruta, lo que corrobora la necesidad de un Creador divino.
Si extrapolas las dos primeras leyes de la termodinámica hacia el futuro, el universo sufrirá un día la “muerte por calor”, cuando se agote toda la energía disponible. El universo se volverá frío y oscuro, con casi la misma temperatura en todas partes.
Sin embargo, la extrapolación de estas dos leyes al pasado remoto da lugar a una contradicción. La aparición repentina de materia y energía violaría la primera ley, lo que excluiría un origen del universo. Pero si el universo es eterno, entonces hubo tiempo más que suficiente para que el universo ya hubiera alcanzado la muerte por calor, pero no es el caso que nos ocupa. Por lo tanto, el universo no podría haber existido para siempre y debe haber tenido un principio. Por lo tanto, un comienzo del universo rompe la primera ley, mientras que un universo eterno rompe la segunda ley.
¿Qué ley hay que abandonar y por qué? En lugar de intentar racionalizar la contradicción de las dos primeras leyes cuando se extrapolan a un pasado lejano, es más sencillo reconocer que esta contradicción indica una limitación de las leyes físicas. El origen del universo no tiene una explicación física. La única otra conclusión posible es la creación sobrenatural.
El origen naturalista de la vida a partir de la no vida y el desarrollo de la vida de simple a compleja, tal como propone la teoría evolutiva, viola la segunda ley de la termodinámica. El argumento de los sistemas abiertos no ayuda a la evolución. La tierra es un sistema abierto ya que recibe energía solar. Pero la energía bruta no puede generar la información compleja especificada contenida en el ADN que es esencial para todas las formas de vida. La energía bruta da lugar a combinaciones erróneas e incluso a la destrucción de los bloques de construcción a medida que las células se descomponen de forma natural. En cambio, el alto contenido de información de las células vivas apunta a un diseñador y creador.