¿Por qué los buenos ejemplos son importantes?

Tener un buen referente y a la vez ser un buen ejemplo a seguir es el resultado natural de vivir la Gran Comisión (Mateo 28:18-20). Mientras hacemos discípulos, debemos tener buenos ejemplos a seguir y también ser un buen modelo a seguir para los demás (Tito 2:2-8). No se trata sólo de agregar algo a la vida cristiana, sino que un buen modelo de conducta puede marcar la diferencia entre vivir en una obediencia fiel o andar en la carne.

Uno puede encontrar buenos rasgos en personas no cristianas que resulten admirables, sin embargo, es peligroso que modeles tu vida y tu carácter siguiendo a aquellos que no conocen a Cristo. El imitar a otras personas sólo es beneficioso en la medida en que ellas imiten a Cristo (1 Corintios 11:1, Santiago 3:14-18), y seríamos necios si creyéramos que las personas de las que nos rodeamos y a las que admiramos no van a influir en nuestra forma de vivir: "El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado" (Proverbios 13:20).

Buscar un buen referente empieza cuando encontramos a alguien que es cristiano, pero los requisitos no acaban ahí. Un buen modelo a seguir es un creyente en Jesús que realmente lo sigue y busca crecer en la fe. Hay quienes profesan el cristianismo, pero no dan el fruto. También hay creyentes inmaduros. La madurez no siempre depende de cuánto tiempo uno ha sido creyente, sino que depende de lo mucho que uno está rindiendo su vida a la obra del Espíritu Santo. Un buen modelo a seguir es aquel que vive las verdades de la Biblia y que nos anima a conocer más a Dios y a seguirlo más de cerca. Alguien que regularmente lee la Palabra de Dios (la Biblia), pasa tiempo con Él en oración, está involucrado en la comunión cristiana, ama a otros con un amor verdadero, y muestra el fruto del Espíritu Santo, es una buena manera de empezar a buscar un modelo a seguir.

Hay modelos naturales que aparecen en nuestras vidas. Los padres son modelos para sus hijos (Efesios 6:4; Proverbios 22:6), los hermanos mayores son modelos para los más jóvenes, los hombres y mujeres mayores de la iglesia son modelos para los más jóvenes (Tito 2:2-7), y los pastores y líderes de la iglesia son modelos para sus congregaciones (Hebreos 13:7). No sólo debemos buscar un modelo de conducta como el de Cristo para nosotros mismos, sino que también debemos evaluarnos para saber si somos un buen modelo de conducta para que otra persona nos imite. No hay un límite de edad para ser un buen modelo, ya que incluso los jóvenes están llamados a ser ejemplos a la imagen de Cristo (1 Timoteo 4:12).

En última instancia, Jesús es el mejor modelo a seguir. Él es el ejemplo perfecto de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, fe, bondad, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Es el ejemplo perfecto de obediencia a Dios. Él ama a la perfección. Tiene el modelo perfecto de cómo relacionarse. Y, sin embargo, nos dicen que debemos mirar a los demás como ejemplos en la medida en que imitan a Cristo (2 Tesalonicenses 3:7-9; 1 Timoteo 4:12; 2 Timoteo 1:13; 1 Corintios 11:1). En los Evangelios podemos observar algo del ejemplo de Jesús, no obstante, muchas veces necesitamos un ejemplo más tangible. Ver a otros vivir para Cristo nos alienta a hacer lo mismo. Si vemos cómo otros siguen a Jesús en la práctica en nuestro contexto moderno, sabremos cómo hacer lo mismo. Esta es una de las razones por las que la comunidad cristiana es tan importante.

Hebreos 10:23-25 dice: "Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca". Unos buenos referentes pueden animarnos a permanecer firmes en la fe. También pueden estimularnos al amor y a las buenas obras. Todos los que han puesto su fe en Jesucristo forman parte de Su cuerpo, la iglesia. Cada persona tiene una función específica y diferente, y sin embargo todos reflejamos el carácter de Jesús (1 Corintios 12:12-20). Como cuerpo de Cristo, podemos recordarnos mutuamente la plenitud del carácter de Cristo viendo las vidas de otros cristianos fieles a nuestro alrededor. Podemos modelar el amor, el perdón, la compasión y la valentía de Cristo entre nosotros.



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