¿Por qué debo pasar tiempo a solas con Dios?

Todas las relaciones y amistades se hacen más fuertes y más cercanas cuando pasan tiempo juntos. En tu relación con Dios no es diferente. Es importante pasar tiempo a solas con Dios para conocerlo más. Cuando pasamos tiempo con Dios, experimentamos una libertad para expresarnos con Él y le permitimos que nos hable directamente a través de Su Palabra (la Biblia) y mediante la oración.

Para los creyentes es un privilegio especial pasar tiempo a solas con Dios. Aparte de la salvación en Cristo, entre nosotros y Dios sólo existe hostilidad y enemistad a causa de nuestro pecado (Colosenses 1:21). Sin embargo, por el gran amor que Dios nos tiene, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Por lo tanto, si por el poder del Espíritu Santo crees en Jesucristo para el perdón de tus pecados, entonces se derrumba el muro de hostilidad entre tú y Dios y podrás reconciliarte con él (Romanos 5:10; Colosenses 1:20-22). El escritor de Hebreos, al hablar de Jesús como nuestro Sumo Sacerdote, dice que podemos acercarnos "confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:16). Pablo escribe algo parecido en Efesios 3:12. Como creyentes, podemos pasar tiempo a solas con Dios. Cuando nos damos cuenta de cuánto nos ha amado Dios, vamos a desear pasar tiempo a solas con Él (Salmo 42:1).

También pasamos tiempo a solas con Dios por amor. Antes de la caída, el hombre caminaba en comunión con Dios (Génesis 3:8). En el cielo, los creyentes en Cristo morarán para siempre en la mismísima presencia de Dios (Apocalipsis 21:3). Es evidente, tanto en la creación del mundo como en la consumación de todas las cosas, que Dios desea que habitemos con Él. Que sacrificase a Su Hijo unigénito para que nosotros, que estábamos lejos de Él, pudiésemos acercarnos, demuestra la grandeza de Su deseo (Efesios 2:13; Juan 3:16). Además, cuando Dios nos salva, nos sella con Su Espíritu Santo (Efesios 4:30). Ese Espíritu hace que clamemos a Dios como nuestro Padre amoroso, indicando que podemos tener una relación íntima con Dios (Gálatas 4:6; Romanos 8:15). Pasar tiempo a solas con Dios es una manera de tener comunión con Él y de permanecer en Cristo (Juan 15:1-11).

Es importante pasar tiempo a solas con Dios porque Dios es la fuente de nuestra fuerza y necesitamos Su fortaleza para librar las batallas espirituales de nuestra vida (Efesios 6:10-20; 1 Pedro 5:8-9). El cristiano tiene tres enemigos: el mundo, la carne y el diablo (Gálatas 4:3; 5:17; Santiago 4:7). La vida cristiana es una guerra espiritual continua. La Palabra de Dios, la cual es la espada del Espíritu, y la oración son algunas de las armas espirituales que tenemos a nuestra disposición (Hebreos 4:12; Efesios 6:17-18). Cuando pasamos tiempo a solas con Dios, en la oración y en la meditación de Su Palabra, estamos librando una batalla espiritual. La Palabra de Dios es como el alimento para el soldado cristiano (Mateo 4:4); no se atreve a pasar un día sin alimentarse de ella. La oración es como el aire fresco para el guerrero cansado; no puede pasar un momento si no lo tiene (1 Tesalonicenses 5:17). El estudio de la Palabra de Dios y la oración son actividades tanto grupales como individuales. Sin embargo, no podemos descuidar el tiempo a solas con Dios si queremos ser imitadores de Cristo (Lucas 5:16; 6:12; Marcos 1:35; Mateo 14:23).

Con frecuencia, Jesús se apartaba a solas para orar y pasar tiempo con el Padre (Juan 6:15; Mateo 14:13). Antes de Su crucifixión, Jesús se alejó de los discípulos en el Huerto del Monte de los Olivos para estar a solas con el Padre (véase Lucas 22:39-46). Jesús también nos dijo que debemos pasar tiempo en oración a solas con Dios. En el Sermón del Monte, Jesús enseñó: "Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público" (Mateo 6:6).

Vemos que otras personas en la Biblia también pasaron tiempo a solas con Dios. Moisés se encontró con Dios a solas en la zarza ardiente (Éxodo 3) y en el monte Sinaí. Jacob estaba solo cuando Dios luchó con él (Génesis 32:22-32). Zacarías estaba a solas con Dios cuando supo que sería el padre de Juan el Bautista (Lucas 1:5-20). Elías estaba solo cuando Dios se le apareció (1 Reyes 19). David pasó mucho tiempo a solas con Dios, como se evidencia en muchos de los Salmos que escribió.

Si bien es importante pasar tiempo en la adoración colectiva, el estudio bíblico en grupo y la oración con otros cristianos, el tiempo a solas con Dios es fundamental para nuestra relación con Él. Pasamos tiempo con Dios porque es un enorme gozo (Salmo 1:2; 16:11). Es parte de la vida abundante que Jesús vino a traer (Juan 10:10).



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