¿Acaso la zombificación (convertirse en zombi) explica la resurrección de Jesús? ¿Es Jesús un zombi?

¿Es Jesús un zombi? Aunque muchos consideran esta pregunta irrisoria, si los zombis pudieran existir o existieran, la historia de cualquier persona que sin duda estuviera muerta caminando de nuevo despertaría sospechas. Para quienes creen en los zombis o en su posible aparición, es una pregunta justificada. Además, se ha popularizado el burlarse y enemistarse con los cristianos refiriéndose a nuestro Dios como "Jesús Zombi". Aunque tales comentarios burlones no merecen respuesta, han introducido la pregunta y la imagen en la cultura popular, y por tanto merecen una explicación.

Hay dos formas principales de abordar este tema: basándonos en la Biblia o en las teorías sobre zombis que generalmente se aceptan. Desde cualquiera de los dos puntos de vista, se puede afirmar rotundamente que Jesús no es un zombi bajo ninguna de las múltiples interpretaciones de este término.

Según la tradición original de los zombis, que surgió principalmente del vudú haitiano, un zombi es un cuerpo que un brujo o "bokor" ha reanimado. En este caso, el zombi carece de alma: es simplemente un cuerpo controlado por el hechicero o habitado por un espíritu demoníaco. Según los relatos bíblicos, a Jesús se le reconoció como a Él mismo después de Su resurrección por la forma en que hablaba y Su manera de celebrar una cena (Lucas 24:31-32, 35). Esto no habría sido posible si Jesús hubiera estado sin Su alma.

Convertida en su propio subgénero del terror, la literatura y el cine, la tradición zombi se ha expandido enormemente, haciéndola más plausible desde el punto de vista científico. Desde experimentos virales fuera de control hasta combinaciones específicas de toxinas, la condición apenas explicable puede dar lugar a un cuerpo que vaga en busca de carne humana para comer, sobreviviendo a todas las heridas y niveles de putrefacción aparte de la decapitación real, o a un ser mutado que es terriblemente fuerte y ya no se parece en nada a un ser humano. Si a Jesús se le hubiera visto después de Su muerte en un estado similar, o bien habría estado irreconocible como mutante, o bien seguiría pudriéndose por Su estado ya extremadamente herido tras haber sido crucificado tres días antes. Ninguna de estas descripciones coincide con los relatos bíblicos. Además, en el siglo I, un aspecto así habría sido considerado como algo demoníaco. El cuerpo glorificado de Jesús era justamente eso - un cuerpo eterno, perfeccionado y completamente curado que Él todavía tiene en el cielo, y lo tendrá por toda la eternidad. Es un cuerpo humano perfeccionado, reconocible como tal, y es eterno no por mutación o enfermedad, sino por glorificación.

La Biblia presenta la resurrección de Jesús, de la que existen numerosas pruebas, justamente como eso: el retorno a la vida plena en un cuerpo glorificado. No una resucitación o un regreso de la inconsciencia. Para la fe cristiana es esencial que Jesús viva, pues nos da esperanza y fe. Lejos de ser un zombi en cualquier sentido de la palabra, Jesús es el único ser humano perfecto, tanto en la vida, la muerte y la resurrección, que ha existido, además de ser Dios encarnado. Jesús no regresó como un zombi.



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