A José se le menciona por última vez durante la infancia de Jesús, pero no durante Su edad adulta, lo que indica que probablemente falleció antes de que Jesús comenzara Su ministerio público. Esta suposición se ve respaldada por el hecho de que Jesús le encomendara a María el cuidado de Juan en Juan 19:26-27, lo que sugiere que José ya había muerto. La ausencia de José durante el ministerio de Jesús resalta la importancia de vivir fielmente a los propósitos de Dios durante nuestra vida, pues no tenemos garantizado el mañana. La vida de José nos anima a servir a Dios y a los demás con amor y dedicación, confiando en que nuestras acciones contribuyen a Su gran historia.
La vida de José, el padre terrenal de Jesús, resalta la importancia de vivir bien según los propósitos de Dios durante nuestro tiempo en la tierra. A pesar de no ser una figura prominente durante el ministerio público de Jesús, José cumplió fielmente su papel de criar y cuidar a Jesús y a su familia durante sus primeros años. Su obediencia a la guía de Dios y su compromiso con su familia nos muestran que nuestras acciones, incluso en los momentos aparentemente más ordinarios, tienen una gran importancia en el plan de Dios. El ejemplo de José nos impulsa a vivir con fidelidad, sirviendo a Dios y a los demás con amor y dedicación, confiando en que nuestra obediencia a los designios de Dios, por silenciosa o invisible que parezca, contribuye al desarrollo de Su gran historia en el mundo.