La profetisa Hulda es una mujer de la Biblia de la que sabemos muy poco. La Biblia dice que Hulda era “mujer de Salum [...], encargado del vestuario. Ella habitaba en Jerusalén en el segundo sector, y hablaron con ella acerca de esto” (2 Crónicas 34:22). Y lo que es más importante, ella era una profetisa. Hulda aparece como un personaje secundario en la gran historia del reinado de Josías y la infidelidad de Judá a Dios, pero su pequeño papel tuvo un gran impacto. Debido a que era conocida por su fidelidad al transmitir la palabra del Señor, pudo participar en acontecimientos que transformaron su nación.
La profetisa Hulda permaneció fiel al Señor en una época muy oscura de la historia. El pueblo estaba atrapado en el pecado, siguiendo sus propios deseos, pero Hulda eligió servir al Señor y no a sí misma. En una época en que Judá estaba atrincherado en la idolatría, la fidelidad de Hulda al Señor le permitió compartir las palabras de juicio y de consuelo de Dios con el rey Josías. Ella fue un instrumento en la obra de Dios en la vida del rey y en la vida del pueblo. La vida de Hulda nos enseña el poder del compromiso individual con Dios. En lugar de dejarse llevar por la cultura imperante, Hulda transmitió sin miedo el mensaje de Dios de juicio y consuelo al rey Josías, demostrando la importancia de decir la verdad incluso cuando es difícil. El papel de Hulda como profetisa nos recuerda la importancia de buscar la palabra de Dios y ser un instrumento en Su obra, mostrando que incluso en tiempos de oscuridad, Dios puede usar a personas fieles para provocar el cambio y la restauración. Su historia nos inspira a permanecer fieles, valientes y esperanzados en la soberanía de Dios, confiando en que Sus propósitos prevalecen incluso en medio del caos.