¿Por qué exige Dios nuestra adoración?

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En resumen:

La adoración consiste en vivir nuestra vida como respuesta a quién es Dios y a lo que Él hace. Dios es completamente digno de toda adoración, tanto en esta vida como por toda la eternidad.

Del Antiguo Testamento

  • Dios es el Creador de todas las cosas, incluida cada persona (Génesis 1).
  • Éxodo 34:14 dice claramente: “No adorarás a ningún otro dios, ya que el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso”. Deuteronomio 12:31 añade que quienes siguen al Señor deben adorarlo según Sus caminos, no a la manera de los que adoran a otros dioses: “No procederás así para con el Señor tu Dios”. Se nos ordena claramente adorar a Dios.
  • La Biblia nos llama a adorar a Dios por lo que Él es y por lo que ha hecho. El Salmo 95:6 proclama: “Vengan, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor”. Primera de Crónicas 16:29 afirma: “Tributen al Señor la gloria debida a Su nombre; traigan ofrenda, y vengan delante de Él; adoren al Señor en la majestad de la santidad”.

Del Nuevo Testamento

  • Dios es el Sustentador de toda la vida: “Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen” (Colosenses 1:17). Dios ha provisto el camino para la salvación a través de Jesucristo (Juan 3:16; Romanos 5:8). Dios es el único Dios verdadero (Juan 17:3). Por todas estas razones, Dios es digno de nuestra adoración.
  • Juan 4:23-24 dice: “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espírituy en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad”. Todos estamos hechos para adorar, y estamos llamados a adorar a Dios de esta manera.
  • Romanos 12:1 instruye: “Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes”. Se nos llama a presentar todo nuestro ser como un acto de adoración a Dios.
  • La adoración no es una opción; es un mandamiento. Incluso en los últimos días, Apocalipsis 15:4 enseña que todos adorarán al Señor: “¡Oh Señor! ¿Quién no temerá y glorificará Tu nombre? Pues solo Tú eres santo; porque todas las naciones vendrán y adorarán en Tu presencia, pues Tus justos juicios han sido revelados”.

Implicaciones para hoy

Como seres humanos, hemos sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:27-28). Fuimos creados para reflejar Su carácter al mundo y diseñados para tener una relación con Él. La adoración no es solo algo que Dios desea porque es digno; también la desea porque nos ama. Adorar —vivir nuestra vida a la luz de quién es Dios, según Sus caminos y para Su gloria— es el propósito para el que fuimos diseñados. No se trata de que Dios necesite que alimenten Su ego, sino de que Él, en Su amor, nos creó. Y porque Él es nuestro Creador, vivir a Su manera y en relación con Él es, en última instancia, para nuestro propio bien. Jesús conecta el amor y la obediencia en Juan 15, mientras que Juan 17 y el libro de 1 Juan muestran la unidad que debemos tener con Dios. La adoración —vivir nuestra vida como respuesta a quién es Dios y a lo que hace— es una parte fundamental de esa unidad (Juan 4:23-24; Romanos 12:1-2).

Comprende

  • Solo Dios es perfectamente merecedor de adoración y honor.
  • La adoración se alinea con nuestro propósito como seres creados para reflejar el carácter de Dios y vivir en relación con Él.
  • La adoración es ordenada por Dios como un aspecto esencial de nuestra obediencia y respuesta a Él.

Reflexiona

  • ¿Cómo influye el hecho de comprender que Dios es el Creador y el Sustentador en la forma en que enfocas la adoración y la obediencia diarias en tu vida?
  • ¿Por qué es Dios digno de tu adoración? ¿Cómo estableces rutinas en tu vida para reflexionar sobre estas cosas con regularidad?
  • ¿De qué maneras prácticas puedes adorar a Dios?

Ponlo en práctica

  • Todos adoramos algo; la única pregunta es a qué. Todo lo demás que adoremos nos fallará, se desvanecerá o se derrumbará. Dios nunca lo hará. Solo Él es digno de toda nuestra adoración, ahora y por toda la eternidad.
  • ¿De qué manera el reconocimiento de los atributos de Dios como Creador, Sustentador y Redentor profundiza nuestra comprensión de que Él merece ser adorado?
  • ¿Cómo deberían nuestras prácticas de adoración reflejar la majestad y la perfección de Dios, asegurándonos de que lo estamos honrando plenamente y no solo por cumplir con un rito?