¿Qué significa que por sus frutos los conoceréis en Mateo 7:16?

Jesús dijo: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:15-20). Jesús está diciendo básicamente que las cosas que son evidentes en la vida de una persona o que son resultado de su enseñanza demuestran lo que realmente hay en su corazón.

Otros idiomas tienen expresiones similares. Estos son algunos ejemplos de "frutos" que demuestran la realidad de lo que hay en el corazón de una persona. Una persona puede decir lo que quiera, pero nosotros ponemos a prueba la veracidad de esa afirmación según lo que produce. Por ejemplo, una persona puede decir: "A mí me preocupan mucho los niños", pero si después abre un campamento de trabajo para menores, es evidente que en realidad no le importan los niños. Los bienes de consumo son otro ejemplo. Sabemos que la etiqueta que afirma que la caja contiene un determinado artículo es cierta cuando abrimos la caja y encontramos ese artículo. Al igual que la manzana que cuelga del árbol nos comunica que se trata de un manzano, las acciones de una persona nos hablan de su corazón.

La Biblia está llena de advertencias contra los falsos maestros. Primera de Juan 4:1-3 advierte: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo". Uno de los "frutos" por los cuales podemos conocer a las personas es lo que ellos dicen que Jesús es. Si enseñan que Él no es totalmente divino y totalmente humano, son falsos maestros.

Segunda de Timoteo 3:1-9 advierte sobre las actitudes pecaminosas de las personas, aquellas que tienen "apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita" (versículo 5). Pablo dice que los falsos maestros que "se meten en las casas" y están "siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad" "no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos" (versículos 6, 7, 9). En otras palabras, se les reconocerá por sus frutos.

La mejor manera de protegerse de la falsedad es empaparse de la verdad. Si sabemos lo que Dios dice en realidad, hay menos probabilidades de que nos engañen con mentiras. También podemos prestar atención a la vida de quienes pretenden decir la verdad. ¿Coincide lo que hacen con lo que dicen? ¿Sus enseñanzas glorifican a Dios? ¿Sus vidas acercan o alejan a los demás de Dios? Al hacernos preguntas como éstas, estamos observando el "fruto" para ayudarnos a discernir lo que es falso de lo que es verdadero.

El fruto es una imagen común en la Biblia. Por ejemplo, cuando los fariseos y saduceos se acercaron a Juan el Bautista, éste los llamó "generación de víboras" y les dijo que hicieran "frutos dignos de arrepentimiento" (Mateo 3:7-10). No debían suponer que eran justos por su herencia o por meros ritos, sino que necesitaban ser realmente justos de corazón, algo que sólo Dios podía hacer. Jesús hizo una advertencia similar, diciendo: "O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:33-34; cf. Lucas 6:43-44). Una vez más, comprobamos que la vida de una persona revela su corazón.

Las advertencias de Juan y Jesús son similares al concepto de que la fe sin obras está muerta (Santiago 2:14-26). Para ser claros, la salvación es por la gracia de Dios mediante la fe únicamente. Nadie podrá ser justificado por sus frutos. Más bien, su fruto es una demostración externa de un cambio interno. La verdadera fe resulta en un cambio de vida (Efesios 2:1-10). No sólo pronunciamos palabras, en realidad somos transformados en Cristo (2 Corintios 5:17-21). Esa novedad se manifiesta: da fruto.

En Juan 15 Jesús se comparó a sí mismo con una vid y al Padre con un viñador. Dijo a Sus discípulos: "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer...En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido" (Juan 15:3-11). Podemos ser justificados gracias a la obra de Jesús en la cruz y a Su resurrección: "Ya estáis limpios". Sin embargo, la salvación no termina ahí. Cuando confiamos en Cristo, también recibimos la presencia del Espíritu Santo, que obra en nosotros para transformarnos y asemejarnos más a Jesús (Efesios 1:3-14; Filipenses 2:12-13; Romanos 8:28-30). Cuando permanecemos en el amor de Dios, Él produce fruto a través de nosotros.

Gálatas 5:22-23 describe el fruto del Espíritu Santo, explicando esencialmente algunas de las características que están presentes cuando una persona está viviendo por el Espíritu Santo. "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley". Cuando vemos una vida caracterizada por tales cosas, estamos viendo el fruto de la obra de Dios. Juan escribió: "Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios" (1 Juan 4:15). También dijo: "Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios" (1 Juan 4:7). Santiago dijo: "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (Santiago 1:22). Proclamar la verdad de Dios, obedecerle y amar a los demás son evidencias de la presencia de Dios en la vida de una persona. Estos son los frutos por los que podemos conocer nuestro propio corazón y que nos ayudan a distinguir a los falsos maestros de los seguidores de Jesús.

El Salmo 92:12-14 declara: "El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes". Cuando el fruto de nuestra vida es de Dios, permanece.



Verdad relacionados:

¿Qué significa que Ester fue designada 'para esta hora'?

¿A qué se refería Ester cuando dijo: 'si perezco, que perezca' (Ester 4:16)?

¿Qué significa poner tu rostro como pedernal en Isaías 50:7?

¿Qué significa 'pies como de ciervas' en la Biblia (Salmo 18; Habacuc 3:19)?

¿Qué significa ser como un árbol plantado junto a corrientes de aguas (Salmo 1:3; Jeremías 17:8)?


Volver a:
La verdad sobre todo lo demás











Buscar:



Navegación

Acerca

Fe