¿Dice algo la Biblia sobre los hábitos?

featured article image

En resumen:

La Biblia reconoce que todos tenemos hábitos, tanto buenos como malos. Nos anima a sustituir las costumbres pecaminosas por prácticas piadosas, a través del poder transformador del Espíritu Santo.

Del Antiguo Testamento

  • Proverbios 15:21 contrasta los hábitos de la necedad frente a la sabiduría y los caminos que cada uno elige como resultado.
  • Proverbios 16:3 fomenta el hábito de dedicar nuestras acciones a Dios para alcanzar el éxito.
  • Proverbios 25:28 revela la necesidad de desarrollar el autocontrol como un hábito crucial para nuestra protección.

Del Nuevo Testamento

  • Primera de Tesalonicenses 5:16-22 ofrece varios hábitos, disciplinas y actitudes para practicar con regularidad: “Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu. No desprecien las profecías. Antes bien, examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno. Absténganse de toda forma de mal”.
  • Dios nos dice que debemos permitir que el Espíritu Santo transforme nuestra mente (Romanos 12:2) para abandonar los hábitos que no le agradan y comenzar los que sí lo hacen.
  • Un hábito que nos será de gran ayuda se encuentra en 2 Corintios 10:5: “poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo”. A medida que conocemos a Dios a través de Su Palabra y nos relacionamos con Él en oración, nuestros pensamientos se alinean más fácilmente con los Suyos. Y cuando nuestra mente cambia, también lo hacen nuestros hábitos.
  • Al unirnos a la familia de Dios, tenemos la oportunidad de revestirnos continuamente de una nueva naturaleza y despojarnos de la vieja (Colosenses 3:9-10).
  • Jesús dijo que, para amarlo, debemos obedecerlo (Juan 14:23). Cambiar nuestros hábitos por otros que lo glorifiquen a Él es mucho más importante que los placeres temporales de nuestras costumbres pecaminosas o de vivir solo para nosotros mismos.
  • Aunque cambiar nuestros malos hábitos por buenos requiere intención y fuerza de voluntad, no es algo que logremos por nuestros propios medios. Dios nos transforma (2 Corintios 3:18; 5:17) y promete ayudarnos en el proceso (Filipenses 1:6; 2:12-13; 4:13).

Implicaciones para hoy

Los hábitos juegan un papel fundamental en moldear nuestra vida y pueden acercarnos a Dios o desviarnos de Su camino. Incluso las pequeñas costumbres diarias se acumulan y forman patrones que, o bien nos acercan a Él y nos ayudan a amar a los demás, o bien nos alejan. En el acelerado mundo actual, debemos cultivar intencionalmente hábitos que lo honren. Al dar prioridad a estas prácticas, creamos una base que fortalece nuestra fe y alinea nuestro corazón con la voluntad de Dios. Reconocer la necesidad de reemplazar los hábitos negativos por otros piadosos nos llama a reflexionar sobre nuestras elecciones diarias y a buscar la guía del Espíritu Santo para que Él nos transforme. En última instancia, nuestros hábitos pueden servir como poderosos testimonios de la obra de Dios en nuestra vida, animando a otros a buscarlo también.

Comprende

  • Todos tenemos hábitos, y la Biblia nos insta a reemplazar las costumbres pecaminosas por prácticas piadosas mediante el poder del Espíritu Santo.
  • Cultivar hábitos como la oración y la gratitud es esencial para glorificar a Dios y evitar aquellos que nos desvían.
  • La intencionalidad y el autocontrol en nuestras elecciones determinan nuestro crecimiento espiritual, ya sea fortaleciendo nuestra fe o dificultándola.

Reflexiona

  • ¿Qué hábitos específicos en tu vida diaria te acercan más a Dios?
  • ¿Cómo puedes reconocer en ti mismo hábitos pecaminosos o que te alejan de Dios, y qué pasos puedes dar para sustituirlos por otros piadosos?
  • ¿Cómo influye en tus decisiones y hábitos el hecho de comprender que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo?

Ponlo en práctica

  • ¿Cuál es la relación entre nuestros hábitos y nuestro carácter?
  • ¿Cómo podemos reconocer los patrones de comportamiento en nuestras vidas que fortalecen o debilitan nuestra fe, y cómo podemos animarnos unos a otros a cultivar los que nos fortalecen y a evitar los que nos obstaculizan?
  • ¿Cómo pueden nuestros hábitos servir de testimonio a los demás de la obra de Dios en nuestras vidas, y cómo podemos compartir ese camino con quienes nos rodean?