¿Qué dice la Biblia?
Todo el mundo tiene hábitos, desde los más cotidianos, como lavarse los dientes a una hora determinada, hasta los buenos, como leer la Biblia a diario, o los malos, como refunfuñar y quejarse. Algunos de nuestros hábitos son neutrales, pero otros son pecaminosos, como la queja constante, la mentira o el adulterio. Dios nos llama a abandonar las prácticas pecaminosas y a adoptar las que le honran. Por ejemplo, no debemos emborracharnos, sino estar llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:15-18). No debemos ser inmorales sexualmente, sino recordar que nuestro cuerpo pertenece a Dios (1 Corintios 6:18-20). Comprender que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que mora en nosotros es una idea poderosa que influye en todos nuestros hábitos. Debemos desarrollar costumbres que nos ayuden a glorificar a Dios en todo lo que hacemos.