¿Respalda la Biblia la existencia de ministerios paraeclesiásticos?

Un ministerio paraeclesiástico es una organización cuyo propósito es servir junto con la iglesia para ayudar en actividades ministeriales específicas. Algunos ejemplos son la asistencia médica, el ministerio en las universidades, los comedores de beneficencia o los programas de organizaciones cristianas para acabar con la esclavitud o la trata de personas. ¿Son bíblicas estas organizaciones?

Algunos sugieren que los ministerios paraeclesiásticos no son bíblicos porque no se mencionan en el Nuevo Testamento. Los que defienden este punto de vista aducen que Jesús estableció únicamente la iglesia local, a través de la cual los cristianos deben servir. Sin embargo, esta postura ignora ejemplos bíblicos de cristianos que sirvieron fuera del contexto de la iglesia para satisfacer necesidades específicas. Además, este punto de vista va más allá de las Escrituras al enseñar que algo no es bíblico simplemente porque no se menciona explícitamente en la Biblia.

Para respaldar los ministerios paraeclesiásticos, uno puede mencionar ejemplos bíblicos de creyentes de múltiples iglesias o creyentes que trabajan juntos en proyectos que no son específicos de una iglesia local. Por ejemplo, muchos de los proyectos de Pablo eran iniciativas de varias iglesias que no estaban vinculadas a una iglesia en particular (Hechos 24:17). Uno de estos proyectos era recaudar dinero para los pobres de Jerusalén. Pablo hizo una colecta entre varias iglesias para una causa concreta que se parecía mucho a la misión de algunas organizaciones paraeclesiásticas de la actualidad.

El apóstol Pedro también sirvió a los "expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia" (1 Pedro 1:1). Estos servicios no eran obra de ninguna iglesia en particular, sino que más bien eran una especie de ministerio paraeclesiástico de Pedro para servir a muchas iglesias mediante su liderazgo. Sus labores probablemente incluían la evangelización, la enseñanza y la formación de líderes, las mismas que se ofrecen hoy en día a través de los ministerios paraeclesiásticos.

Aunque las organizaciones paraeclesiásticas cuentan con apoyo bíblico, también pueden ser motivo de algunos temores. Hay quienes consideran un problema la falta de supervisión eclesiástica. A otros les preocupa que el dinero de los creyentes vaya a organizaciones ajenas a la iglesia local. Y a otros les preocupan las creencias teológicas de algunas organizaciones paraeclesiásticas. Aunque en estos casos las preocupaciones pueden ser legítimas, también se pueden abordar a través de una junta directiva que se rija por los principios de Dios, así como con buenas relaciones de trabajo entre las iglesias locales y los ministerios paraeclesiásticos. Puede que los ministerios paraeclesiásticos no se mencionen directamente en la Biblia, pero ciertamente pueden servir de manera que honren a Dios y cambien vidas para Cristo.



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