Creación frente a evolución naturalista: ¿Qué dice la Biblia?

En resumen:

¿Necesitamos a Dios para existir? La creación y la evolución naturalista tienen puntos de vista opuestos sobre el origen y el significado de la vida.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La creación y el naturalismo son dos explicaciones diferentes de la vida, con puntos de vista opuestos. La creación acepta al Dios de la Biblia, mientras que el naturalismo lo rechaza. La creación muestra la gloria de Dios (Salmo 19:1), la bondad de Dios (Salmo 33:5), la sabiduría y el amor inquebrantable de Dios (Salmo 136:5), y el poder eterno y la naturaleza divina de Dios (Romanos 1:20). Los creacionistas (ya sea que crean en una tierra joven o antigua) creen en la historicidad de Adán y Eva, y en las doctrinas del pecado, la redención y la salvación que se originan a partir de ellos. Algunos creacionistas creen que Dios pudo haber utilizado aspectos de la “evolución” como parte de Su diseño. Por otro lado, los partidarios del naturalismo evolutivo sostienen que Dios no existe y, por tanto, no hay participación divina en los orígenes del universo o de la vida. La creación y el naturalismo no son compatibles; la creación puede ser compatible con algunos puntos de vista de la evolución, pero no con todos.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Este breve artículo no pretende hacer una comparación exhaustiva del debate científico entre creacionistas y evolucionistas. Los argumentos se vuelven técnicos y pronto pueden quedar desfasados. Lo que sí vemos, sin embargo, es que el debate más amplio sobre la creación frente a la evolución se ha convertido en una batalla campal de falacias científicas y conveniencias políticas. Dentro de la Iglesia cristiana, los debates sobre la creación especial e instantánea frente a la evolución dirigida por Dios giran en torno a cómo interpretar las Escrituras y las pruebas. No están en juego cuestiones fundamentales sobre la participación de Dios. El conflicto entre esas opiniones creacionistas y el mundo no creyente tiene sus raíces en cosmovisiones más profundas. La forma de abordar estas cuestiones es importante para cada persona. Si existe un Creador, toda la humanidad es responsable ante Él y valorada por Él. Si no hay Creador, entonces nuestras vidas son producto del azar y nuestro único valor es el que nosotros determinemos, viviendo sin esperanza. Sin embargo, la Biblia es clara: Dios es el Creador. Cualquier interpretación que intente eliminar a Dios de la ecuación de los orígenes es incompatible con las Escrituras. El origen de la vida no puede probarse ni observarse directamente. Tanto la creación especial como la evolución atea —y todo lo intermedio— requieren un nivel de fe: unos aceptan a Dios, otros lo rechazan.

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