¿Qué es la Vía Dolorosa?

En resumen:

La Vía Dolorosa es una caminata simbólica que conmemora los acontecimientos que condujeron a la muerte de Jesús en la cruz. Aunque la Vía Dolorosa no se encuentra en la Biblia, es útil para reflexionar sobre el sufrimiento de Cristo hasta la cruz.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La Vía Dolorosa se traduce literalmente como el “Camino Doloroso” o el “Camino del Sufrimiento” y es la ruta procesional que tradicionalmente se cree que fue el camino que recorrió Jesús desde Su juicio hasta Su crucifixión en Jerusalén. La ruta tiene dos mil metros de longitud, comienza en la Fortaleza Antonia en dirección oeste y termina en la Iglesia del Santo Sepulcro. Los franciscanos, a quienes el Papa Clemente VI concedió la Custodia de Tierra Santa en 1342, desempeñaron un papel crucial en la estandarización de la ruta de la Vía Dolorosa. Establecieron muchas de las estaciones que hoy reconocemos y promovieron la práctica de recorrer el camino como ejercicio devocional. Hay catorce paradas a lo largo de la ruta llamadas las “Estaciones de la Cruz”, las últimas cinco de las cuales se encuentran dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Cada “estación” representa un acontecimiento que tradicionalmente se cree que ocurrió en el camino de Jesús hacia la cruz. Sin embargo, la mayoría de estos acontecimientos no están recogidos en la Biblia, sino que proceden de la tradición católica romana. Además, hay pruebas arqueológicas de que el juicio de Jesús se celebró probablemente en el Palacio de Herodes, que está al oeste de la Iglesia del Santo Sepulcro, y no en la Fortaleza Antonia, al este. Así que es probable que la Vía Dolorosa no sea la ruta que Jesús recorrió en Su camino a la cruz.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Los sufrimientos de Jesús son importantes porque son el sufrimiento que merecemos, pero Jesús los soportó por nosotros. Isaías 53:5 explica: “Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados”. Mediante Su sufrimiento y muerte, podemos reconciliarnos con Dios (2 Corintios 5:18-21). Hebreos 10:10 dice: “Por esa voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre”. Dedicar tiempo a meditar en estas grandes verdades, ya sea caminando por las calles de Jerusalén o leyendo las Escrituras dentro de tu propia casa, puede traer una nueva conciencia de tu dependencia de la obra de Jesús en la cruz y un sentido de gratitud por la provisión de Dios.

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA