¿Qué pueden aprender los cristianos de la ley mosaica?

En resumen:

La ley mosaica fue instituida para los israelitas, pero revela el carácter de Dios y la gravedad de nuestro pecado. Estudiar y comprenderla es importante para nosotros personalmente y nos ayuda a entender a Dios y Su plan redentor.

¿Qué dice la Biblia?

La ley mosaica, también conocida como la ley de Moisés o la Torá, se refiere a las leyes y mandamientos dados por Dios a Moisés en el monte Sinaí, tal como se recogen en los cinco primeros libros de la Biblia (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Abarca diversos aspectos de las normas religiosas, morales, civiles y ceremoniales que regían la vida de los antiguos israelitas. Incluye los Diez Mandamientos junto con instrucciones detalladas sobre el culto, los sacrificios, la pureza, las restricciones dietéticas, la justicia social y el comportamiento ético. Su objetivo principal era apartar a los israelitas como pueblo santo dedicado a Dios y establecer el orden y la justicia en su comunidad. Resulta tentador considerar la ley mosaica como algo sin importancia. Sus largas descripciones del templo y los sacrificios son adecuadas para el estudio histórico, pero aparentemente tienen poca relevancia en la vida del cristiano promedio. Sin embargo, esta actitud es dañina porque hace que la gente ignore toda una porción de las Escrituras en lugar de aprender de todo el consejo de la Palabra de Dios. La Ley, como parte de la Biblia, es verdad: verdad sobre Dios, verdad sobre Sus normas, verdad sobre nuestro pecado y verdad sobre nuestra necesidad de redención. Como tal, el estudio de la Ley puede enriquecer la comprensión que los cristianos tienen de Dios y

Del Antiguo Testamento

En Éxodo 20:1-17 se entregan a Moisés los Diez Mandamientos en el monte Sinaí, que constituyen las leyes morales fundamentales para los israelitas.
En Levítico 19:1-37 se esbozan diversas leyes y enseñanzas éticas que abarcan temas como la justicia social, la santidad y la conducta moral.
De forma similar a Éxodo 20, Deuteronomio 5:6-21 relata la entrega de los Diez Mandamientos, haciendo hincapié en la alianza entre Dios e Israel.
La Ley revela el carácter de Dios. Él es bueno. Desea tener una relación con Su pueblo, lo que demostró creando un gobierno, un sistema religioso y una cultura que le permitieron vivir en comunión con Su pueblo y que este prosperara. Dios protege y bendice a quienes le siguen fielmente. Exigió justicia y una reparación justa cuando alguien era agraviado (Deuteronomio 19:21). Construyó un sistema que cuidaba de las viudas, los huérfanos y los extranjeros, que son más vulnerables. Sabiendo que las personas son pecadoras por naturaleza, Dios prometió redención a quienes volvieran a Él arrepentidos después de haberse rebelado (Deuteronomio 30:1-10). La Ley revela todos estos aspectos del carácter de Dios.
La ley mosaica también revela la gravedad de nuestro pecado. Identifica específicamente lo que es pecado. Sin la Ley, no conoceríamos nuestro pecado ni seríamos convictos de él (Romanos 7:7). Pecados como el adulterio y la adoración de ídolos eran castigados con la muerte, lo que parece una sentencia extrema para los lectores modernos, pero nuestra percepción del pecado es muy leve en comparación con la de Dios. La lectura de la Ley nos muestra lo grave que es realmente el pecado y cómo nos separa de Él.

Del Nuevo Testamento

En Mateo 5:17, Jesús afirma que no vino a abolir la Ley ni los Profetas, sino a cumplirlos, indicando Su cumplimiento de la ley mosaica.
Gálatas 3:24 describe la Ley como un tutor que conduce a Cristo, ya que expone nuestro pecado y nuestra necesidad de un Salvador, haciendo hincapié en la importancia de su papel en el plan de redención de Dios.

Implicaciones para hoy

Esta naturaleza pecaminosa que nos separa de Dios es la razón por la que necesitamos un salvador. Jesús dijo: “No piensen que he venido para anular la Ley o los Profetas; no he venido para anular, sino para cumplir” (Mateo 5:17). Se esperaba que los israelitas cumplieran la Ley a la perfección, y cada cordero sacrificado les recordaba que era imposible que lo hicieran; veían que el precio de su pecado era una vida. No eran suficientes. Sabiendo que no podíamos cumplir la Ley a la perfección y que los sacrificios de animales nunca serían suficientes, Dios proporcionó un sustituto. Dios Hijo tomó carne humana, vivió una vida perfecta y murió en la cruz como sacrificio perfecto por nuestros pecados. Resucitó, demostrando que es quien dice ser y que Su pago es suficiente. Dios hizo esto para que pudiéramos ser limpiados y vivir en comunión con Él por medio de la fe (Gálatas 2:16). La Ley, los sacrificios y el templo eran “copias de las cosas celestiales” para que comprendiéramos nuestra necesidad de Cristo y el significado de Su muerte y resurrección (Hebreos 9:23). Hebreos 10:1 explica: “Pues ya que la ley solo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan”. Pero “hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre” (Hebreos 10:10). Jesús cumplió los requisitos de la Ley y se convirtió en el sacrificio único por nosotros. De la ley mosaica aprendemos el significado de la redención en Jesucristo. Ya no estamos obligados por ella, pero nos enseña acerca de nuestro Dios y revela la belleza del sacrificio de Cristo. En el Salmo 19, David llama a la Ley perfecta, segura, recta, pura, limpia y verdadera. Reaviva el alma, nos hace sabios, alegra nuestros corazones, nos ilumina y perdura. Es más deseable que el oro y más dulce que la miel. Los cristianos tienen mucho que aprender de la ley mosaica y hacen bien en estudiarla.

Comprende

La ley mosaica, entregada a Moisés en el monte Sinaí, describe las normas éticas y las prácticas religiosas para los antiguos israelitas.
La ley mosaica refleja el carácter de Dios y revela la gravedad del pecado.
Jesús cumplió el propósito de la Ley, mostrando la necesidad de redención de la humanidad y el plan de salvación de Dios por medio de Él.

Reflexiona

¿De qué manera el estudio de la Ley de Moisés profundiza tu comprensión del carácter de Dios?
¿De qué manera revela la Ley de Moisés la gravedad del pecado en tu propia vida? ¿Cómo influye esta toma de conciencia en tu relación diaria con Dios?
¿Cómo cumple Jesús los requisitos de la Ley y qué te enseña hoy Su sacrificio sobre la redención y el perdón?

Ponlo en práctica

Algunas personas creen que todavía estamos sujetos a la ley mosaica. Cuando hables con ellas, enfatiza que Jesús cumplió los requisitos de la Ley (Mateo 5:17) y que el Nuevo Testamento afirma la salvación a través de la fe en Cristo, no a través de la adhesión a ella (Gálatas 2:16). Fomenta un enfoque en la comprensión de los principios morales de la Ley, reconociendo al mismo tiempo que sus aspectos ceremoniales y civiles se cumplieron en Cristo y fueron específicamente para los israelitas. Si el mandamiento no se repite en el Nuevo Testamento o no está vinculado a una verdad universal como el mandato de la creación o el carácter de Dios, debes seguir los principios revelados por ese mandamiento, pero no la ley en sí.
¿Por qué es importante para los cristianos de hoy estudiar y comprender la ley mosaica, aunque no estemos bajo sus requisitos legales?
¿De qué manera sirve la ley mosaica como precursora del plan final de redención de Dios por medio de Jesucristo, y cómo aumenta esto tu apreciación de la gracia de Dios?

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