¿Cómo se nos revela Dios?
En resumen:
Dios se nos revela de muchas maneras, incluyendo Su Palabra, la creación, nuestra conciencia, Su Espíritu, las circunstancias y las personas. La cuestión no es si Dios se nos revela, sino cómo respondemos a lo que Él nos revela sobre Sí mismo.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
Dios se nos revela de muchas maneras, cada una de las cuales arroja luz sobre Su naturaleza. Su Palabra sirve como nuestra fuente primaria de entendimiento, revelando Sus palabras, carácter y propósitos, incluyendo Su plan de salvación para toda la humanidad. Jesucristo, como Dios encarnado, dio a conocer al Padre a través de Su vida y Sus acciones. El Espíritu Santo nos enseña y nos recuerda la verdad, ayudándonos a comprender más profundamente Su naturaleza y propósitos. Dios también se comunica a través de la creación, que muestra Su gloria y poder, haciendo evidentes de forma tangible Su existencia y Sus atributos. Otras personas también pueden reflejar el carácter de Dios a través de sus acciones, especialmente cuando están influidas por el Espíritu Santo. Dios se revela de muchas maneras, y todos estamos llamados y somos responsables de responder al modo en que Él se nos revela.
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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La Palabra de Dios es la principal forma en que se nos revela (Salmo 119:105). En Su Palabra vemos ejemplos de todas las demás formas en que se nos revela. La Palabra de Dios nos muestra quién es Él (Éxodo 34:6-7), lo que ha hecho (Salmo 103:2-5), cómo nos llama a vivir (Deuteronomio 6:6-7) y cuáles son Sus propósitos (Isaías 55:11).
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El carácter de Dios nunca cambia, así que la sabiduría y la revelación que obtenemos de la Palabra nunca van a disminuir en valor o importancia: “El consejo del Señor permanece para siempre, los designios de Su corazón de generación en generación” (Salmo 33:11). La Palabra de Dios es siempre actual. Está “firme en los cielos” (Salmo 119:89).
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La belleza de la naturaleza que Dios ha creado y el orden con el que ha creado el universo es una forma por la que Él se nos revela: “Los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos” (Salmo 19:1).
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Dios nos llama a responder a Sus revelaciones a lo largo de la Biblia. En Isaías 55:6-7, se nos insta a buscar al Señor y volvernos a Él сon arrepentimiento.
DEL NUEVO TESTAMENTO
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Dios promete también en el Nuevo Testamento que aquellos que le buscan le encontrarán (Mateo 7:7-11).
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El Nuevo Testamento confirma que Dios se revela a través de Su Palabra (Hebreos 1:1; 1 Pedro 1:10-12; 2 Pedro 1:20-21). Mateo 4:4 cita Deuteronomio 8:3 al decir que no solo vivimos de la alimentación física, “sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Juan 5:39 indica que la Escritura revela a Dios. Jesús dijo a los líderes religiosos: “Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí!”.
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Segunda de Timoteo 3:16-17 confirma que la Escritura es inspirada por Dios y es útil para equiparnos y prepararnos para toda buena obra.
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Jesús es Dios encarnado, que vino a revelar a Dios a la humanidad y a cumplir los propósitos divinos de salvación: “El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Nadie ha visto a Dios Padre, pero Jesús nos da a conocer a Dios Padre (Juan 1:18). Hebreos 1:3 dice de Jesús: “Él es el resplandor de Su gloria y la expresión exacta de Su naturaleza”. Cuando observamos la vida de Jesús, vemos que Dios se revela a través de cada acción.
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El Espíritu Santo nos enseña y nos ayuda a comprender la Palabra y a poner en práctica sus principios, y así nos revela la naturaleza y el carácter de Dios en un grado mucho más profundo de lo que podríamos comprender por nosotros mismos: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho” (Juan 14:26).
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El Espíritu Santo habita en todos los que han puesto su fe en Jesucristo (Efesios 1:13-14). Su presencia en nuestras vidas nos ayuda a ver mejor a Dios y a conocerle.
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Dios pone la comprensión de Él dentro de nuestros corazones. Prueba de ello es que tenemos conciencia humana, incluso antes de ser salvos (Romanos 2:14-15). Aun así, Dios desea que lo busquemos: “...para que buscaran a Dios, y de alguna manera, palpando, lo hallen, aunque Él no está lejos de ninguno de nosotros” (Hechos 17:27).
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Romanos 1:19-20 dice que la creación de Dios es en sí misma evidencia de Él: “Pero lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa”.
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Cuando otras personas nos demuestran cariño y nos tratan con las cualidades del fruto del Espíritu, vemos cómo se nos revela el carácter de Dios a través de ellas (Gálatas 5:22-23). Primera de Juan 4:7-12 vincula nuestro amor mutuo con el amor de Dios por nosotros. Dice, en parte: “A Dios nunca lo ha visto nadie. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y Su amor se perfecciona en nosotros” (Juan 13:34-35; 17:20-23).
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Dios también nos llama a responder a lo que revela de Sí mismo en el Nuevo Testamento. Santiago 1:22 nos recuerda que debemos ser hacedores de la Palabra, no solo oidores. Romanos 12:1-2 nos llama a vivir vidas transformadas como respuesta a la misericordia de Dios. Hebreos 3:7-8 nos advierte que no endurezcamos nuestros corazones cuando oigamos Su voz.
IMPLICACIONES PARA HOY
Somos más capaces de reconocer el carácter de Dios que se revela a través de los demás cuando ya tenemos una sólida base de conocimiento de Él a través de Su Palabra y de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Las Escrituras dan forma a nuestra comprensión de quién es Dios, y el Espíritu Santo profundiza esa comprensión, guiándonos para discernir Su presencia y Sus acciones a nuestro alrededor. Cuando alguien demuestra genuina bondad, paciencia o paz, especialmente en circunstancias difíciles, son reflejos del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) y facetas del carácter de Dios. Estos momentos se nos hacen más evidentes cuando nos hemos sumergido en las verdades de la Palabra de Dios y hemos permitido que el Espíritu Santo moldee nuestros corazones y mentes. Dios siempre se está revelando de diversas maneras, ya sea a través de la creación, de las personas o de las circunstancias. La cuestión es si le prestamos atención y nos dirigimos a Él. A medida que le buscamos diligentemente en la oración, estudiamos Su Palabra y permanecemos sensibles a la guía del Espíritu, nuestros sentidos espirituales se agudizan. Esta conciencia creciente nos permite reconocer Su mano en los momentos pequeños y significativos de la vida, viendo Su amor, sabiduría y poder en acción. Cuanto más nos involucramos con la Palabra de Dios y la enseñanza del Espíritu, más en sintonía nos volvemos con Su presencia, por lo que es más fácil identificar y responder a Sus revelaciones en nuestra vida cotidiana.
COMPRENDE
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La Palabra de Dios es la forma principal en que Él se revela, mostrándonos Su carácter, acciones y propósitos, y señalándonos a Jesucristo, quien dio a conocer al Padre.
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El mundo natural refleja la gloria y el poder de Dios, haciendo que Su existencia y atributos sean evidentes para todas las personas.
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Dios quiere ser conocido y nos llama a responder a lo que Él revela de Sí mismo.
REFLEXIONA
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¿Cómo has experimentado que Dios se te revela en tu vida diaria, ya sea a través de Su Palabra, de la creación o de las circunstancias?
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¿Cómo puedes estar atento y responder a las revelaciones de Dios en tu vida?
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¿Cómo se ha profundizado tu comprensión de Dios a través de las formas en que Él se te ha revelado recientemente?
PONLO EN PRÁCTICA
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Dios se revela a todos a través de la creación. Una de las cosas que Dios nos revela en Su creación es la sensación de nuestra pequeñez y de Su grandeza. Si alguna vez has ido de excursión a la montaña, rodeado de árboles gigantescos y con vistas panorámicas; si has contemplado un cielo nocturno estrellado; si has mirado hacia un mar de aguas azules y has visto cómo las olas se estrellaban contra la orilla, es probable que hayas tomado conciencia de tu propia pequeñez y del milagro que supone que Dios se preocupe por ti. El Salmo 8:3-5 expresa esta sensación de asombro:
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“Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos,
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la luna y las estrellas que Tú has establecido,
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Digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
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y el hijo del hombre para que lo cuides?
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¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles,
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y lo coronas de gloria y majestad!”.
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¿Cómo se compara la forma en que Dios se revela a través de Su Palabra con la forma en que se revela a través de la creación?
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¿Cómo podemos animar a otros a ser más conscientes y receptivos a las formas en que Dios se revela?
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