¿Escucha Dios mis oraciones?
En resumen:
Dios escucha las oraciones de quienes lo buscan sincera y humildemente. Dios nos llama a acudir a Él en oración y a confiar en Su plan y en Sus tiempos perfectos.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
Sí, Dios escucha nuestras oraciones. La Biblia nos lo asegura constantemente. Él es omnisciente y lo sabe todo, incluidas nuestras oraciones, ya sean en voz alta o en nuestra mente. La oración es una comunicación personal y sincera con Dios, en la que expresamos nuestros pensamientos, necesidades, gratitud y deseos, y en la que escuchamos Su respuesta mientras nos recuerda las Escrituras y las verdades que moldean nuestro corazón y nuestra mente. Dios desea que lo invoquemos, y escucha a quienes lo invocan con fervor y lo buscan con humildad. Cuando oramos, estamos llamados a hacerlo conforme a Su voluntad. Dios conoce nuestros corazones y necesidades, y responderá a nuestras oraciones según Su perfecta voluntad y a Su debido tiempo. Aunque Dios escucha todas las oraciones, la Biblia nos advierte que ciertas cosas, como persistir en el pecado o ignorar los mandamientos de Dios, pueden ser un obstáculo. Al mismo tiempo, los oídos de Dios están atentos a quienes lo buscan de verdad, invitándonos a acudir a Él en oración y a confiar en Su plan y en Sus tiempos perfectos.
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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Dios es omnisciente. Él está al tanto de cada oración y de cada pensamiento de cada persona. El Salmo 139:1-4 dice: “Oh Señor, Tú me has escudriñado y conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y conoces bien todos mis caminos. Aun antes de que haya palabra en mi boca, oh Señor, Tú ya la sabes toda.”.
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Nada escapa a la atención de Dios (Salmo 139:1-4), y Él tiene el control de todo (Isaías 46:9-11).
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Varios pasajes del Antiguo Testamento afirman que Dios escucha nuestras oraciones. Segunda de Crónicas 7:14 muestra que Dios escuchará las oraciones del pueblo si este se humilla y lo busca. El Salmo 34:17 nos dice que “claman los justos, y el Señor los oye y los libra de todas sus angustias”.
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Jeremías 29:12 nos llama a orar a Dios, porque Él nos escucha: “Ustedes me invocarán y vendrán a rogarme, y Yo los escucharé”.
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Aunque Dios oye nuestras oraciones, hay algunas condiciones que se lo impiden. Isaías 59:1-2 nos dice que nuestras “las iniquidades de ustedes han hecho separación entre ustedes y su Dios, y los pecados le han hecho esconder Su rostro para no escucharlos”. Proverbios 28:9 revela que ignorar los mandamientos de Dios hace que nuestras oraciones sean inaceptables para Él, y Miqueas 3:4 nos dice que Dios “ocultará Su rostro de ellos en ese tiempo, porque sus obras han sido malas”. El pecado nos separa de Dios e impide que escuche nuestras oraciones. Una relación correcta con Dios es esencial para que nuestras oraciones sean escuchadas.
DEL NUEVO TESTAMENTO
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Dios sustenta todas las cosas (Colosenses 1:17). La cuestión no es si Dios puede oírnos, sino si escucha nuestras oraciones con la intención de responder.
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Dios siempre escuchará una oración de arrepentimiento. Quienes se acercan a Dios con humildad, reconociendo su propio pecado y la inutilidad de intentar ganar el favor de Dios por méritos propios, y confiesan su fe en Jesucristo como único Salvador y Señor, nunca serán rechazados. Dios está deseoso de perdonar y justificar (Juan 3:16-18). “Si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).
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Hebreos 4:14-16 y 10:19-23 revelan que Dios escucha las oraciones de Su pueblo, de aquellos que son salvos.
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En Juan 14:13, Jesús dijo a Sus discípulos: “Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Primera de Juan 5:14-15 aclara esto: “Esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho”.
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Dios nos oye cuando somos Sus hijos por medio de Jesucristo (Juan 1:12). Cuando hacemos nuestras peticiones sobre esa base y de acuerdo con Su voluntad, Él nos responde. La voluntad de Dios es que las personas se arrepientan y vengan a Él (Lucas 18:13-14; Hechos 2:38; 2 Pedro 3:9). Dios también desea que seamos transformados y lleguemos a ser santos (Romanos 12:1-2; 1 Pedro 1:15-16). La voluntad de Dios es que nos perdonemos unos a otros, vivamos en paz, llevemos las cargas de los demás y nos amemos con el amor que proviene de Él (Efesios 4:32; Romanos 12:18; Gálatas 6:2; Juan 13:34-35; 1 Juan 4:7-8). Se podrían añadir más ejemplos, pero la idea es que las cosas que la Biblia nos dice que están claramente en la voluntad de Dios son oraciones que Él escuchará.
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La Biblia también nos da algunas razones por las que Dios podría no escuchar nuestras oraciones. Santiago 4:2-3 dice: “Ustedes codician y no tienen, por eso cometen homicidio. Son envidiosos y no pueden obtener, por eso combaten y hacen guerra. No tienen,porque no piden. Piden y no reciben, porque piden con malos propósitos, para gastarlo en sus placeres”. Está claro que si descuidamos la oración, Dios no tiene nada que escuchar. Él conoce nuestros corazones y nuestras necesidades, pero también desea que acudamos a Él en oración (Filipenses 4:6-7; 1 Tesalonicenses 5:17; Efesios 6:18). Cuando nuestras oraciones tienen fines egoístas, Dios suele negar nuestras peticiones. No es que no oiga, sino que no escucha.
IMPLICACIONES PARA HOY
Que parezca que Dios no escucha nuestras oraciones no significa que no lo haga. Un retraso en la respuesta tampoco significa necesariamente que Dios no nos escuche a causa de nuestro pecado. Muchas veces, Dios responde a nuestras oraciones de maneras inesperadas. Por ejemplo, puedes orar por un trabajo específico, pero el puesto se lo dan a otra persona porque Dios tiene algo diferente en mente para ti. O puede que ores para que te libere de una dificultad particular, pero es la voluntad de Dios que pases por esa prueba porque, a través de ella, Él trae sanidad a heridas pasadas. Si sentimos que Dios no escucha nuestras oraciones, es sabio examinar nuestro propio corazón. Cuando encontramos pecado en nuestras vidas, debemos arrepentirnos y confesarlo; Dios es fiel para perdonar (1 Juan 1:9). Pero también debemos seguir orando. Los Salmos son una buena demostración de lo honestos y vulnerables que podemos ser con Dios en la oración. Podemos admitir ante Dios que tenemos miedo de que no nos escuche y pedirle que nos muestre la razón o que nos dé paz en el silencio. En Lucas 18, Jesús “les refirió una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar” (Lucas 18:1). Persistir en la oración, especialmente con un corazón moldeable que busca de verdad la voluntad de Dios y está dispuesto a escucharlo, es lo correcto. Recuerda que nuestra fe está en Dios, no en la forma en que oramos o en el resultado específico de nuestras oraciones. Podemos orar por cosas y resultados específicos, pero en última instancia oramos para que se haga Su voluntad. Podemos imitar a Jesús en el huerto de Getsemaní (Mateo 26:36-46). El Padre escuchó la oración de Jesús, pero no permitió que la copa pasara de Él. Aun así, Jesús fue crucificado por nosotros, y lo hizo de buena gana, debido a Su gran amor. Jesús oró para que se hiciera la voluntad de Dios, y así fue. La salvación se puso a disposición de toda la humanidad (Juan 3:16-18). Por eso, nosotros también podemos acercarnos a Dios en oración. Podemos confiar en que Él nos escucha. También podemos confiar en que Él responderá como mejor le parezca. Por lo tanto, nos sometemos a Él, nos acercamos con valentía y entusiasmo, y confiamos en Él para el resultado. Lo que más deseamos es que se haga Su voluntad y que seamos transformados para parecernos más a Él (Romanos 8:28-29).
COMPRENDE
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La Biblia afirma que Dios está al tanto de todas nuestras oraciones, ya sean habladas o no, porque Él es omnisciente.
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Aunque Dios escucha todas las oraciones, el pecado y la desobediencia pueden ser un obstáculo, por lo que es esencial tener una relación correcta con Dios.
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Dios escucha a quienes lo buscan sincera y humildemente y oran conforme a Su voluntad.
REFLEXIONA
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¿Qué revela de Él el hecho de que Dios escuche todas nuestras oraciones, y cómo influye esto en tu relación con Él?
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¿Cómo pueden el pecado o la desobediencia afectar tu capacidad de conectar con Dios a través de la oración, y cómo puedes abordar estos problemas?
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¿Cómo influye en tus expectativas y respuestas —o en la falta de ellas— el hecho de confiar en los tiempos y la voluntad perfectos de Dios?
PONLO EN PRÁCTICA
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¿Qué significa alinear nuestras oraciones con la voluntad de Dios? ¿Cómo podemos saber que estamos orando según Su voluntad?
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A menudo, la fe de las personas se ve desafiada por las oraciones no respondidas, lo que las lleva a cuestionar la existencia o la bondad de Dios. Sin embargo, es crucial entender que los tiempos y la voluntad de Dios están más allá de nuestra limitada perspectiva y que Sus respuestas se moldean por Su plan perfecto, no simplemente por nuestros deseos inmediatos.
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¿Cómo podemos distinguir entre el silencio de Dios como una forma de comunicación divina y como el resultado de un pecado o una desobediencia que no hemos confesado?
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