¿Cómo puede un cristiano evitar convertirse en un felpudo para los demás?
En resumen:
Aunque Dios nos llama a amar a los demás, no estamos llamados a ser felpudos ni a permitir que otros nos maltraten. Podemos evitar convertirnos en un felpudo para otras personas al conocer nuestra identidad en Cristo y entender cómo Dios nos llama a amar a los demás.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
Un felpudo es una alfombra que se coloca junto a una puerta para que la gente se limpie los zapatos. En sentido figurado, el término “felpudo” describe a las personas que se dejan pisotear, de las que se aprovechan o que son utilizadas por los demás sin oponer resistencia. A veces, los cristianos creen que, porque Jesús enseñó que debíamos “poner la otra mejilla” (Mateo 5:39) y “hacer el bien a los que los odian” (Lucas 6:27), quería decir que debíamos permitir que la gente nos maltratara, pero no es así. Es un error suponer que ser cristiano significa soportar continuamente un trato despectivo o abusivo; incluso Jesús tenía límites. Jesús no quería que sus discípulos fueran felpudos, y tampoco quiere que nosotros lo seamos.
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
-
Como cristianos, somos representantes de Dios. Cuando experimentamos “bofetadas en la mejilla”, en lugar de seguir la reacción humana natural de tomar represalias por ira, podemos actuar con nobleza y responder con amor, eligiendo perdonar (Proverbios 19:11).
DEL NUEVO TESTAMENTO
-
Jesús nos dijo que pusiéramos la otra mejilla (Mateo 5:39) y que hiciéramos el bien a quienes nos odian (Lucas 6:27), pero eso no significa convertirnos en un felpudo y dejar que la gente nos haga lo que quiera.
-
Poner la otra mejilla no significa dejar que la gente nos pisotee; significa caminar en perdón, no ser vengativos, sino respetuosos, y no guardar rencor. Esto evita que la amargura crezca en nuestro corazón (Hebreos 12:15).
-
Tener un fuerte sentido de nuestra identidad en Cristo nos ayuda a evitar convertirnos en felpudos para los demás. Hemos sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:27), y Él siempre quiere lo mejor para nosotros (Romanos 8:28-39). En Jesús, somos justos a los ojos de Dios, gracias a Su muerte y resurrección (2 Corintios 5:21), y por ello tenemos el derecho de ser hijos de Dios (Juan 1:12; Filipenses 2:14-15; Efesios 5:1). No debe permitirse que un hijo del Dios Altísimo sea un felpudo.
IMPLICACIONES PARA HOY
Si las personas tienen una baja autoestima, pueden permitir que sus inseguridades gobiernen sus decisiones y la forma en que dejan que los demás las traten. Como temen el rechazo, son incapaces de establecer límites sanos y permiten que otros invadan su espacio personal con la esperanza de ser amados, apreciados y atendidos a cambio. En lugar de encontrar su valor y validación en Dios, intentan ser excesivamente complacientes para ganarse la validación de personas falibles, solo para acabar decepcionados.
Debemos dejar que lo que Dios dice y el ejemplo de cómo vivió Jesús determinen cómo tratamos a los demás y cómo permitimos que nos traten. Vivimos en Cristo y seguimos Su ejemplo (Gálatas 2:20), pero aunque Jesús sirvió a otros con buena voluntad, tampoco permitió que la gente se aprovechara de Él; les daba solo aquello que estaba dispuesto a dar. Jesús se negó a ser un felpudo y a aceptar todo lo que la gente le imponía, ya fuera que quisieran hacerlo Su rey (Juan 6:15) o arrojarlo por un acantilado (Lucas 4:29). Jesús se apartó de estos momentos extremos y se escabulló de las multitudes, muchas veces para pasar tiempo con Dios.
No podemos tener relaciones sanas sin límites sanos. Si no podemos decir “no”, entonces tampoco podemos decir verdaderamente “sí”. Cuando nos permitimos ser un felpudo para otros, lo que realmente estamos haciendo es facilitarles que continúen en su propia irresponsabilidad o pecado. Esto es egoísta de nuestra parte, porque surge de nuestro propio deseo de que los demás nos amen o nos necesiten. En lugar de dejar que vivan y aprendan de sus propias experiencias, sentimos la compulsión de rescatarlos de las consecuencias que merecen. Esto simplemente les permite seguir viviendo de la misma manera y, más que hacer que nos necesiten, hace que nos utilicen, y ambas cosas son perjudiciales. Muchas veces, la incapacidad de decir “no” es una señal de ser un felpudo; incluso Dios dice “no” a veces. Saber lo que Dios dice de nosotros y cómo nos llama a vivir puede evitar que nos convirtamos en felpudos.
COMPRENDE
-
Podemos perdonar y ser amables sin permitir que otros abusen de nosotros.
-
Reconocer nuestro valor como hijos de Dios y comprender lo que Él quiere decir cuando nos llama a amarnos unos a otros o a poner la otra mejilla nos ayuda a no ser un felpudo.
-
Crear límites sanos puede evitar que otros persistan en comportamientos negativos y fomenta el crecimiento tanto de ellos como de nosotros.
REFLEXIONA
-
¿En qué situaciones te has sentido como un felpudo, y cómo podría ayudarte el comprender tu identidad en Cristo a responder de manera diferente?
-
¿Cómo distingues entre perdonar y ayudar a los demás, y permitir malos comportamientos y hábitos en tus relaciones?
-
¿Qué medidas prácticas puedes tomar para establecer límites más sanos en tus interacciones con los demás?
PONLO EN PRÁCTICA
-
Siempre hay una razón (o razones) subyacente detrás de nuestro miedo a decir “no” o de nuestra aparente condición de felpudo. Es importante que seamos capaces de identificar el origen de estos miedos y problemas para poder iniciar el proceso de superación. Si un niño experimenta un trauma, por ejemplo —quizás al ver a uno de sus padres comportándose como un felpudo—, aprenderá a hacer lo mismo. Puede quedar atrapado en mentiras que le dicen que tiene que comportarse de la misma manera, siendo excesivamente sumiso, porque no conoce otra forma. La consejería cristiana basada en la Biblia puede ayudar a sacar a la luz esas mentiras y cambiar la situación, ayudando a las personas a levantarse en el poder de Dios y rechazar las mentiras de Satanás que han creído como verdad. Nuestras mentes pueden ser transformadas a través de la verdad y el poder de Dios (Romanos 12:1-2).
-
¿Cuáles son algunas de las razones más comunes por las que las personas temen decir “no” o poner límites en sus vidas? ¿Cómo podemos ayudarnos mutuamente a superar esos temores?
-
¿Qué pasajes bíblicos o enseñanzas específicas pueden guiarnos para establecer límites sin dejar de demostrar el amor de Dios?
Copyright 2011-2025 Got Questions Ministries - All Rights Reserved