¿Qué son los aceites esenciales y pueden utilizarlos los cristianos?

En resumen:

Los aceites esenciales pueden usarse para promover el bienestar si buscamos honrar a Dios y los utilizamos de una manera que defienda los principios bíblicos. Los cristianos tienen la libertad de usar aceites esenciales, pero debemos reconocer que Dios es el sanador supremo, no los aceites.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Los aceites esenciales son extractos de plantas altamente concentrados que a menudo se comercializan con fines terapéuticos. Se utilizan con frecuencia con la intención de aliviar el estrés, calmar la ansiedad, mitigar la depresión, aumentar la concentración y ayudar a conciliar el sueño. La Biblia no prohíbe el uso de aceites esenciales y, puesto que las plantas fueron creadas por Dios para nuestro beneficio (Génesis 1:29), pueden utilizarse de manera que lo honren. Aunque algunas personas asocian los aceites esenciales con prácticas no cristianas, los aceites en sí no son inherentemente pecaminosos; lo que importa es cómo los usamos. Nunca debemos usar aceites esenciales —ni nada— para la idolatría, en rituales contrarios a las enseñanzas bíblicas o para promover algún fin que no esté de acuerdo con la piedad (Romanos 14:5-6; 1 Corintios 10:31). Los aceites esenciales pueden ser beneficiosos cuando se usan adecuadamente. Cuando los aceites —o cualquier intervención terapéutica— parecen conducir a un resultado positivo, recordamos que, en última instancia, Dios es el sanador y le damos gracias (Éxodo 15:26; Santiago 5:14). Los cristianos deben utilizar los aceites esenciales con la conciencia tranquila, evitando prácticas que comprometan su fe y asegurándose de honrar a Dios en todas las cosas.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Aunque los aceites esenciales pueden ayudar a las personas con diferentes dolencias, es importante que recuerdes que “Yo soy el Señor, tu sanador” (Éxodo 15:26). Dios diseñó el cuerpo humano y, aunque una serie de tratamientos diferentes (incluidos los aceites esenciales, los productos farmacéuticos, la intervención quirúrgica y otros) pueden tratar eficazmente una dolencia, en última instancia es Dios quien es responsable de que ese cuerpo se recupere. Vemos esto incluso en la instrucción de Santiago 5:14 a los enfermos de llamar a los ancianos para que oren por ellos y los unjan con aceite. Aunque se usa aceite, es evidente que el Señor es el responsable de la curación, no el aceite, razón por la cual se instruye a los ancianos a orar a Dios por la sanidad. Mientras reconozcas que Dios es tu sanador, dependas de Él como Creador del cuerpo humano y de todas las plantas, y reconozcas Su soberanía sobre Su creación —incluidos los tratamientos médicos—, entonces el uso de aceites esenciales puede hacerse honrando a Dios y no debe ser temido ni prohibido.

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA