BioLogos es fundamentalmente cristiano en sus posturas sobre Cristo y la salvación; sin embargo, expresa abiertamente una creencia en la evolución guiada por Dios, lo que algunos cristianos consideran controvertido.
Las Escrituras dejan muy claro que Dios es el responsable de la creación y el diseño de todo lo que existe. Eso incluye toda la vida en la Tierra. Los creyentes discrepan sobre qué aspectos exactos del relato de la creación son literales o poéticos. Algunas de esas diferencias tienen un impacto mayor que otras. BioLogos adopta la postura de la “evolución teísta”, que sostiene que el mecanismo de Dios para la creación incluyó fuerzas naturales y cambios a lo largo del tiempo. BioLogos habla de dos relatos de la Creación: uno donde Génesis 1 termina con la primera raza humana y otro sobre la creación de dos humanos específicos más tarde. Sin embargo, un estudio del estilo literario hebreo —y del estilo de Moisés en particular— muestra que el primer capítulo es una visión general, mientras que el segundo es una descripción más enfocada del primero. BioLogos también postula que Adán y Eva eran personajes simbólicos, mitológicos, que representaban una idea. Esto es preocupante, ya que Pablo se refiere a Adán como un individuo histórico que trajo la muerte a toda la humanidad (Romanos 5:12-14). Finalmente, BioLogos cree que la macroevolución (de un tipo de ser a otro) forma parte de la creación de Dios y que toda la vida comparte una estructura genética común. Algunos cristianos creen que esto entra en conflicto con el hecho de que las distintas criaturas se reproduzcan cada una “según su especie” (Génesis 1:21, 24-25). Además, Pablo afirma que toda carne es única y que cada especie tiene su propio cuerpo y estructura (1 Corintios 15:38-39).
BioLogos, en nuestra opinión, ofrece un servicio a cristianos y no creyentes al encontrar puentes para la conversación. Su perspectiva teológica coincide con la mayor parte de la teología cristiana ortodoxa. BioLogos no presenta puntos de vista que sean fundamentalmente incompatibles con el Evangelio. Sin embargo, discrepamos de sus posturas sobre la evolución y el papel de Dios en la creación. Cuando no estamos de acuerdo con otros, Dios nos llama a responder e interactuar con amor, respeto y humildad. Las Escrituras nos enseñan a hablar la verdad con amor (Efesios 4:15) y a hacerlo con amabilidad y respeto (1 Pedro 3:15). Incluso en áreas de desacuerdo significativo, se nos instruye a mantener la unidad en Cristo (Efesios 4:3) y a tratar a los demás como quisiéramos ser tratados (Mateo 7:12). Esto no significa comprometer nuestras creencias, sino entablar un diálogo reflexivo y compasivo que honre a Dios y valore la dignidad inherente de aquellos con quienes no estamos de acuerdo.