¿Dice algo la Biblia sobre la ansiedad?

En resumen:

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La Biblia habla con fuerza del problema de la ansiedad, invitándonos a entregar nuestras cargas al Señor, que promete sostenernos (Salmo 55:22). En el Nuevo Testamento, Jesús nos anima a no preocuparnos por nuestras necesidades, recordándonos que nuestro Padre celestial está íntimamente al tanto de lo que necesitamos (Mateo 6:31-33). Filipenses 4:6-7 capta maravillosamente la esencia de la oración, asegurándonos que cuando presentamos nuestras preocupaciones a Dios, Su paz guardará nuestros corazones y mentes. Además, 1 Pedro 5:6-7 nos exhorta a humillarnos y a depositar en Él todas nuestras angustias, haciendo hincapié en Su profundo cuidado por nosotros. Reconociendo que la ansiedad es una lucha humana común, la Biblia nos capacita para transformar nuestros pensamientos, apoyarnos en las promesas de Dios y buscar apoyo para la ansiedad, todo ello mientras descansamos en la seguridad de Su inquebrantable amor y fidelidad.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

A menudo, lo que más nos angustia son nuestros pensamientos. Esta es una de las razones por las que debemos prestar atención al mandamiento de llevar cautivos nuestros pensamientos (2 Corintios 10:5). Cuando somos conscientes de lo que pensamos y somos capaces de evaluar esos pensamientos basándonos en la verdad de la Biblia, no seremos derrotados por nuestros pensamientos. En lugar de rumiar las preocupaciones, podemos entregárselas a Cristo y confiar en Su amoroso cuidado. Este acto de entrega no es meramente pasivo; requiere intencionalidad y el compromiso de centrarnos en las promesas de Dios. Las Escrituras nos aseguran que Dios es consciente de nuestras luchas y desea llevar nuestras cargas. Cuando nos apoyamos en Su fuerza, Él nos equipa y nos capacita para aferrarnos a lo que es verdadero y rechazar los pensamientos tóxicos que tratan de consumirnos. En última instancia, tomar nuestros pensamientos cautivos significa reconocer que tenemos la capacidad de elegir dónde enfocar nuestra mente. Podemos sustituir los pensamientos ansiosos por recuerdos de la fidelidad y la bondad de Dios, permitiendo que Su paz llene nuestros corazones. Al hacerlo, cultivamos una mentalidad arraigada en la esperanza, en lugar del miedo, lo que nos permite navegar por los desafíos de la vida con confianza en la soberanía y el cuidado de Dios.

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA