¿Por qué ordenó Dios el exterminio de los cananeos?

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En resumen:

Dios ordenó el exterminio de los cananeos porque les había advertido de Su juicio si no se apartaban de sus caminos idólatras y perversos. Este hecho nos sirve como una advertencia contra la desobediencia y la autocomplacencia espiritual.

Del Antiguo Testamento

  • En Deuteronomio 7:1-2, la Biblia enseña: “Cuando el Señor tu Dios te haya introducido en la tierra donde vas a entrar para poseerla y haya echado de delante de ti a muchas naciones: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos, siete naciones más grandes y más poderosas que tú, y cuando el Señor tu Dios los haya entregado delante de ti, y los hayas derrotado, los destruirás por completo. No harás alianza con ellos ni te apiadarás de ellos”.
  • Segundo de Reyes 17:6-20 explica por qué Dios estaba permitiendo (u ordenando) la destrucción de los cananeos. Israel y Judá (como naciones) se habían vuelto tan malvados como las naciones que los precedieron. Servían a otros dioses y construían lugares altos donde les hacían ofrendas. Incluso practicaban el sacrificio de niños. En Génesis 15, Dios le dijo a Abraham que sus descendientes “serán extranjeros en una tierra que no es suya, donde serán esclavizados y oprimidos durante 400 años... En la cuarta generación ellos regresarán acá, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la iniquidad de los amorreos” (Génesis 15:13-14, 16). La destrucción de los cananeos fue un juicio por su propio pecado.
  • Cuando los israelitas salieron de Egipto, Dios estaba preparando a un pueblo que lo siguiera y estableciera una sociedad basada en la justicia y la misericordia (Miqueas 6:8). Para apartar a la nación para Él, era necesario purificarla y liberarla de influencias impías.
  • Dios les había dado a los cananeos más de 400 años para arrepentirse (Génesis 15:13-16). Dios es paciente y lento para la ira (Éxodo 34:6), pero también es justo. Su juicio es seguro.
  • Con este trasfondo, podemos ver en Deuteronomio 7 las razones del mandato aparentemente violento de Dios: “Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor del Señor se encenderá sobre ustedes, y los destruirá pronto” (Deuteronomio 7:3-4). Aquí se ofrecen tres razones claras.
  • En primer lugar, el Señor les ordenó a los israelitas que lo adoraran solo a Él (Éxodo 20:3). Permitir que sus enemigos vivieran conduciría a matrimonios mixtos, lo que daría lugar a familias que adoraran a otros dioses. El Señor decidió evitar este pecado eliminando por completo a las personas que servían a otros dioses en esa tierra. Es importante notar, sin embargo, que esto era específico para la tierra de Israel, no para otras tierras.
  • En segundo lugar, Deuteronomio 7 enseña que, si los enemigos de Israel sobrevivían, los habrían llevado a adorar a otros dioses, y la ira del Señor se encendería contra ellos. Si provocaban Su ira, Él no los bendeciría en la tierra como había prometido, sino que los juzgaría.
  • En tercer lugar, Deuteronomio 7 predice que Dios destruiría a los israelitas si permitían que sus enemigos vivieran en la tierra de Israel. Los cananeos y otros pueblos en esa tierra habían adorado a otros dioses durante más de 400 años. Dios estaba usando a Israel como parte de Su juicio contra ellos. Sin embargo, si Israel se negaba a obedecer y a eliminar a estos enemigos, Su juicio también vendría sobre ellos.

Del Nuevo Testamento

  • El Nuevo Testamento no aborda directamente el exterminio de los cananeos, que se describe en el Antiguo Testamento.

Implicaciones para hoy

La orden de Dios a los israelitas de expulsar a los cananeos se basaba en Su deseo de que Su pueblo viviera de una manera que reflejara Su santidad, justicia y misericordia. Hoy, esto nos enseña la importancia de buscar una vida totalmente dedicada a Dios, libre de influencias que puedan desviarnos. Así como Dios fue paciente con los cananeos, dándoles más de 400 años para que se apartaran de su maldad, Él es paciente con nosotros, deseando que nos alejemos de cualquier cosa que nos separe de Él. Sin embargo, Su paciencia no debe darse por sentada, ya que Su juicio es inevitable para quienes persisten en el pecado y continúan rechazándolo. Esto nos llama a vivir con un sentido de urgencia para alinear nuestras vidas con Su voluntad, sabiendo que el deseo de Dios es para nuestro bien: distinguirnos como un pueblo que refleja Su carácter en un mundo lleno de distracciones. Aunque la paciencia de Dios es una oportunidad para el arrepentimiento, nunca debe usarse como una excusa para la autocomplacencia. Hay una diferencia entre el contentamiento y la complacencia. El contentamiento revela gratitud por lo que tienes y por dónde estás en la vida. La complacencia, en cambio, da por sentada la bondad y la gracia de Dios. Es peligrosa porque crea una falsa sensación de seguridad, que nos lleva a creer que todo está bien, incluso cuando nos estamos alejando de la voluntad de Dios. Embota nuestra sensibilidad espiritual, haciéndonos menos receptivos a la guía del Espíritu Santo. Con el tiempo, la complacencia puede endurecer el corazón, tolerando el pecado e ignorando el llamado de Dios, lo que estanca nuestra relación con Él. Esta falta de vigilancia abre la puerta a la decadencia espiritual, conformándonos gradualmente a los valores del mundo en lugar de a las normas de Dios. En última instancia, la complacencia nos pone en riesgo de perdernos la plenitud de vida que Dios desea para nosotros y puede llevarnos a Su disciplina si ignoramos Su llamado. Por el contrario, estamos llamados a vivir de todo corazón para el Señor, eliminando las influencias que podrían alejarnos de Él. Saber que Su juicio es justo y seguro debe motivarnos a tomar en serio cómo vivimos y a confiar en Aquel que es paciente y justo.

Comprende

  • La perversidad de los cananeos, incluyendo la idolatría y el sacrificio de niños, había llegado a su colmo, haciéndolos merecedores del juicio de Dios.
  • Dios ordenó la expulsión de los cananeos para proteger a los israelitas de ser corrompidos por sus prácticas impías.
  • Al expulsar a los cananeos, Dios buscaba establecer en Israel una sociedad que reflejara Su santidad y justicia.

Reflexiona

  • ¿De qué manera entender las razones del exterminio de los cananeos puede aumentar tu aprecio por la justicia y la misericordia de Dios?
  • ¿Qué te enseña el mandato de exterminar a los cananeos sobre la seriedad de seguir las directrices de Dios en tu propia vida?
  • ¿Cómo puedes aplicar la lección de eliminar las influencias dañinas de tu vida para asegurarte de que vives de acuerdo con la voluntad de Dios?

Ponlo en práctica

  • El exterminio cananeo es un tema difícil para muchas personas. Sin embargo, debemos recordar que fue un mandato específico en un contexto de guerra, como parte de la promesa de Dios de llevar a Israel a Su Tierra Prometida. Aunque representa una destrucción gráfica, las alternativas eran que los israelitas vivieran con pueblos que los llevarían a servir a otros dioses, atrayendo el juicio sobre ellos, o que Israel fuera derrotado por estos enemigos, lo que resultaría en muertes igualmente violentas. Dios no nos llama a hacer esto hoy. Fue una instrucción específica para un pueblo específico, en un tiempo específico, por una razón específica y sobre un grupo específico que fue advertido y tuvo tiempo para arrepentirse.
  • ¿Qué revela la orden de exterminar a los cananeos sobre las normas de santidad y justicia de Dios?
  • ¿Cómo puedes conciliar la aparente dureza del exterminio cananeo con el carácter amoroso y misericordioso de Dios?