¿Cuál es la armadura completa de Dios?
En Efesios 6:10-18 se describe la armadura de Dios. En este pasaje se nos dice que nuestras principales batallas son de naturaleza espiritual y que necesitamos una armadura espiritual para poder mantenernos firmes en medio de estas batallas. La armadura incluye las siguientes piezas: Cinturón de la verdad: El cinturón de la verdad es el primer elemento de nuestro arsenal. El cinturón mantiene unidas las demás prendas de vestir y la armadura. Asegura el atuendo y permite que el soldado se mueva libremente. La verdad nos asegura y nos da libertad (Juan 8:32). Una de las mayores tácticas ofensivas de Satanás es engañarnos; él es el "padre de la mentira" (Juan 8:44). Con el cinturón de la verdad ceñido a la cintura, estamos preparados para defendernos de él. Esta verdad también se aplica a la forma en que vivimos nuestras vidas. Cuando vivimos con honestidad e integridad, las otras piezas de nuestra armadura -lo que podría considerarse nuestro yo espiritual- permanecen intactas. Una vida íntegra no se destroza fácilmente.
Coraza de justicia: La coraza de la justicia cubre nuestro corazón y otros órganos importantes. En cierto sentido, la coraza cubre las áreas más vulnerables de un guerrero. Proverbios 4:23 dice: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida". La justicia que guarda el corazón del creyente es la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21).
Calzados los pies con el apresto del evangelio: Nuestros pies deben estar "calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz" (Efesios 6:15 NVI). Ya que conocemos las buenas nuevas de Cristo y gracias a ese conocimiento experimentamos la paz en él (Juan 14:27), nuestros pies están dispuestos a moverse. Si obedecemos a Cristo, huiremos de las tentaciones (1 Corintios 10:14; 1 Timoteo 6:11; 2 Timoteo 2:22) y caminaremos hacia lo que Él nos haya llamado (Salmo 86:11; Isaías 30:21; Juan 15:10).
Escudo de la fe: El escudo de la fe se utiliza para "apagar todos los dardos de fuego del maligno" (Efesios 6:16). Cuando Satanás nos ataca, nuestra fe en Cristo disminuye el golpe. Podemos resistir el ataque porque sabemos a quién hemos creído (2 Timoteo 1:12).
Yelmo de la salvación: Un casco protege el cerebro, básicamente nuestras mentes. Gracias a la salvación, nuestras mentes pueden estar sanas. Estamos seguros de nuestra eternidad, y somos considerados justos receptores de la paz, practicantes de la fe y conocedores de la verdad. Nuestras mentes están protegidas por la obra de Jesús en la cruz; hemos recibido la mente de Cristo (1 Corintios 2:12-16). Un yelmo también puede utilizarse como un emblema. Cuando el enemigo nos mira, ve que somos de Cristo. Llevamos con nosotros el sello del Espíritu Santo (Efesios 1:13-14).
Espada del Espíritu: La espada del Espíritu es la Palabra de Dios. Esto incluye la Palabra escrita de Dios (la Biblia), la Palabra encarnada de Dios (Jesús como Logos), y la Palabra hablada de Dios (el Espíritu Santo dentro de nosotros). La espada es la única arma ofensiva de la lista. Se dice: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12). Segunda Timoteo 3:16 (NVI) habla de la Escritura como "inspirada por Dios". Cuando Dios habló, la creación llegó a existir. Él insufló vida al hombre. Hay poder en la Palabra de Dios; por eso es nuestra mejor ofensa.
La oración: La oración es una parte muy olvidada de la armadura de Dios, pero es esencial para usar bien la armadura de Dios. La oración es la forma en que sacamos fuerzas de Dios y nos apoyamos en Él. Básicamente, es lo que "activa" la armadura. Aparte de Dios, y de la confianza en Él a través de la oración, nuestros esfuerzos en la batalla espiritual son finalmente inútiles. Primera de Tesalonicenses 5:17 nos dice "orad sin cesar".
La armadura completa de Dios es una forma de describir algunas de las bendiciones de Dios en la vida de un cristiano y las herramientas con las que Él nos ha equipado para mantenernos firmes contra el maligno y tener la victoria espiritual sobre el enemigo.
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