¿Qué es la santidad según la Biblia? ¿Cómo puedo ser santo?

En 1 Pedro 1:16 leemos: "Sed santos, porque yo soy santo". ¿Qué es la santidad? ¿Cómo podemos ser santos?

La palabra traducida como "santidad" en el Nuevo Testamento significa ser "apartado". Por lo general, en el Antiguo Testamento, la santidad estaba relacionada con la perfección de Dios. ¿Cómo podemos ser apartados y perfectos? Todas las personas han pecado (Romanos 3:23) y son imperfectas. Nuestra única opción para ser apartados es a través de la salvación ofrecida por Jesucristo (Juan 3:16; Romanos 10:9; Efesios 2:8-9). Cuando creemos en Jesús como Señor, Él nos limpia del pecado y nos hace santos (1 Juan 1:7). En la actualidad, los teólogos se refieren a este concepto como santificación posicional.

1 Pedro 2:9 también habla de esta nueva condición: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". Dios nos llama santos, aunque seguimos cometiendo pecados en nuestra vida.

Además de ser "hechos" santos, estamos llamados a vivir vidas santas. 1 Pedro 1:15 enseña: "sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir". El versículo anterior dice: "como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia" (v. 14). Recibimos el mandato de evitar las costumbres que practicábamos antes de convertirnos en cristianos y vivir de acuerdo a los caminos de Dios. Sólo podemos hacer esto viviendo por el poder del Espíritu de Dios, siguiendo los principios que se encuentran en la Palabra de Dios.

Los teólogos se refieren a esta práctica diaria de vivir para Dios para ser más santos como la santificación progresiva. Al tratar de seguir la voluntad de Dios cada día, podemos llegar a ser cada vez más santos al parecernos más a Cristo. Nuestra meta debe ser la de decir como Pablo: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (1 Corintios 11:1).

Independientemente del proceso que hagamos para ser más santos en esta vida, nunca seremos perfectos. Seguiremos pecando de vez en cuando, como escribió Pablo en Romanos 7:18-19: "Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago". Solamente en el cielo será eliminado todo pecado de nuestras vidas y seremos hechos perfectos. Los teólogos se refieren a esto como santificación perfecta.

Estos tres conceptos pueden ser muy útiles en nuestro caminar diario con Dios. Cuando somos salvos, somos hechos santos. Además, estamos llamados a obedecer a Dios y vivir una vida santa cada día. Aunque nunca seremos perfectos en esta vida, Dios puede y trabajará en nuestras vidas para ayudarnos a vivir mejor para Él. Después de esta vida, podemos esperar una vida perfecta y eterna con Dios en la que ya no pecaremos y seremos perfectamente santos, viviendo en la presencia de Dios para siempre.



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