¿Qué es un 'sacrificio vivo'?

Según wordreference.com, el sacrificio es un acto de "Abnegación, renuncia o privación que se hace en favor de algo o de alguien" u "Ofrenda que se hace a la divinidad". Romanos 12: 1 dice: "Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios." Esta "Ofrenda que se hace a la divinidad" hace referencia a nuestro propio cuerpo o nosotros mismos. Pero no debemos ser un sacrificio en el sentido de suicidarnos. Más bien, debemos ser sacrificios vivos. Como Jesús pagó el precio de nuestros pecados que Dios requiere (1 Juan 2: 2), ya no tenemos que pagar nuestros pecados en sangre (Hebreos 9:26).

Entonces, ahora que está claro que no se requiere un sacrificio de sangre, ¿cómo nos convertimos en un "sacrificio vivo" y qué implica? Romanos 12: 2 nos da la respuesta a la primera parte de la pregunta. Nos convertimos en un "sacrificio vivo" al ser "... transformados mediante la renovación de [nuestra] mente. Así [podremos] comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta." Esto no es algo que nosotros mismos podamos hacer, Dios debe hacerlo. Pero hay cosas que podemos hacer para permitir la transformación. La Biblia, la Palabra de Dios, proporciona los medios para el cambio (Hebreos 4:12). Debemos leer, estudiar y meditar en la Palabra de Dios. 2 Timoteo 3:16–17 nos dice: "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra." 2 Pedro 1: 3–8 nos dice: "Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina. Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos." Leemos y aplicamos la Palabra de Dios, confiando en su poder para transformar nuestras mentes y corazones.

La respuesta a la segunda pregunta es un poco menos obvia. Podemos ser un sacrificio vivo donde sea que Dios nos haya puesto. No tenemos que ser un predicador o misionero o estar en alguna otra forma de servicio a tiempo completo a Dios. Más bien, deberíamos "florecer donde estamos plantados". A medida que nuestras mentes se transforman, ya no nos conformaremos con este mundo, sino que comenzaremos a tener actitudes y tomar decisiones de acuerdo con la voluntad de Dios. Queremos ser y actuar de tal manera que agrademos a Dios. La forma en que somos y las cosas que queremos hacer parecerán difíciles y sacrificadas según nuestros estándares anteriores, pero no según nuestros estándares transformados. Convertirse en un sacrificio vivo cambiará nuestros anhelos y deseos internos para que no sintamos que estamos renunciando a algo precioso, sino que estamos obteniendo algo precioso. Ser un sacrificio vivo, entonces, no es ningún sacrificio en absoluto. Es lo que deseamos.



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