¿Qué es la naturaleza humana?

En resumen:

La naturaleza humana fue creada a imagen de Dios, pero el pecado la corrompió. A través de la fe en Jesucristo, nuestra naturaleza caída puede ser transformada en una nueva creación que refleja la justicia y Su santidad.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La naturaleza humana es lo que nos hace intrínsecamente humanos y distintos de todas las demás criaturas. La naturaleza humana incluye la capacidad de crear, razonar, amar y experimentar una amplia gama de emociones. Esta capacidad no se encuentra en ninguna otra forma de vida. Los seres humanos fuimos creados a imagen de Dios, lo que nos confiere una capacidad única para la razón, la moralidad y la relación con Dios y con los demás. Sin embargo, tras la caída de Adán y Eva, la naturaleza humana se corrompió por el pecado, inclinándonos hacia el egoísmo y la desobediencia. Esta naturaleza pecaminosa afecta a todos los aspectos de nuestro ser: nuestros pensamientos, emociones, deseos y acciones. Aunque somos capaces de grandes cosas buenas, también somos pecadores por naturaleza y por elección, y propensos a pecar, y sin la intervención de Dios a través de Jesucristo, permanecemos esclavizados a nuestra naturaleza caída. A través de Cristo, nuestra naturaleza puede ser redimida, y podemos ser transformados en una nueva creación que refleja la justicia y Su santidad.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Incluso después de nacer de nuevo, la lucha humana contra el pecado continúa (Romanos 7). Las palabras de Pablo en Romanos 7 ponen de relieve la lucha continua entre nuestra naturaleza pecaminosa y el deseo de hacer lo que es correcto. Esta lucha no es exclusiva de unos pocos; es una experiencia humana universal. Santiago 5:17 te recuerda que incluso los que consideramos justos, como el profeta Elías, compartían la misma naturaleza humana, con sus debilidades y tentaciones. Sin embargo, la diferencia para ti como creyente en Cristo es importante. Mientras que el pecado una vez te mantuvo en sus garras, controlando tus acciones y deseos, tu nueva identidad en Cristo rompe ese poder. A través de la obra del Espíritu Santo en ti, ya no eres esclavo del pecado. Romanos 12:2 te anima a no conformarte a los patrones de este mundo, que a menudo son impulsados por deseos pecaminosos, sino a ser transformado por la renovación de tu mente. Esta transformación es un proceso continuo, que requiere un esfuerzo intencionado y la confianza en la gracia de Dios. Vivir una vida santa ante el Señor es un viaje continuo y deliberado. Filipenses 2:12 insta a los creyentes a: “ocúpense en su salvación con temor y temblor”. Esto no significa que te ganes la salvación con tu esfuerzo, sino que participas activamente en el proceso de parecerte más a Cristo. Implica tomar decisiones diarias para resistir al pecado, renovar tu mente con la Palabra de Dios y cultivar una vida de oración y obediencia. Es un proceso marcado tanto por las victorias como por los fracasos, pero guiado en última instancia por la presencia fiel y la gracia fortalecedora de Dios.

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA