Los creyentes pueden obtener sabiduría espiritual orando por ella, conociendo la Biblia y confiando en el Espíritu Santo que mora en ellos. Practicar la justicia refuerza y aumenta el discernimiento espiritual.
La Biblia equipara el discernimiento espiritual con la sabiduría. Las Escrituras muestran que el discernimiento espiritual proviene de buscar conocer a Dios, pedirle sabiduría, estudiar y aplicar Su Palabra, y confiar en el Espíritu Santo que mora en nosotros. La literatura sapiencial de la Biblia muestra cuán preciosa es la sabiduría (Proverbios 3:13-15; 8:10-11), más valiosa que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer (Job 28:12-15; Proverbios 2:3-5; Eclesiastés 7:12). Salomón lo reconoció, y por eso oró pidiendo sabiduría para guiar a Israel; a Dios le agradó su petición y se la concedió (1 Reyes 3:9-11). Ese ejemplo y otras escrituras muestran que orar pidiendo sabiduría es una forma de obtener discernimiento espiritual (Colosenses 1:9; Santiago 1:5). La Biblia también habla de sí misma como fuente de sabiduría espiritual (Salmo 119:104-105; 2 Timoteo 3:16-17). Las Escrituras muestran que el Espíritu Santo que mora en nosotros ayuda a los creyentes a juzgar sabiamente en asuntos espirituales (Juan 16:13; 1 Juan 2:27). En resumen, Dios ha provisto a los creyentes de los medios para llegar a tener discernimiento espiritual.
El conocimiento está al alcance de la mano. Con sólo pulsar un teclado, se puede saber cuándo termina el horario de verano, qué raza de perro ganó en Westminster o cómo hacer jabón casero. Pero toda esa información puede resultar abrumadora. Quizá te haya pasado lo mismo con los asuntos espirituales. Un célebre predicador te dice que Dios quiere que seas feliz, mientras que otro afirma que los creyentes no tienen garantizada la felicidad. Un popular podcaster cristiano insta a la audiencia a hacer donaciones, pero algunos amigos te dicen que no te dejes engañar. ¿Cómo saber qué es verdad? Podemos estar seguros de que Dios es veraz, así que podemos orar a nuestro Señor pidiendo sabiduría, como hizo Salomón y como aconseja hacer el apóstol Santiago (1 Reyes 3:9-11; Santiago 1:5). Sabemos que la Palabra de Dios es verdadera, así que podemos leer y estudiar la Biblia diariamente, familiarizándonos tanto con la verdad que podemos reconocer fácilmente una mentira cuando la oímos. Pero el discernimiento espiritual es algo más que el conocimiento de la Biblia. Los líderes judíos de la época de Jesús eran expertos en la Ley de Moisés, pero como Jesús (citando a Isaías) dijo de ellos: "“ESTE PUEBLO CON LOS LABIOS ME HONRA, PERO SU CORAZÓN ESTÁ MUY LEJOS DE MÍ." (Mateo 15:8). Debemos aplicar las verdades de la Palabra de Dios en nuestra vida diaria. Practicar la justicia refuerza la sabiduría espiritual. Dios ha provisto a los creyentes con los medios para llegar a ser espiritualmente discernientes.