El creacionismo y la evolución son visiones opuestas de nuestros orígenes, y estas perspectivas afectan significativamente nuestra visión del mundo. La cosmovisión de una persona influye directamente en su vida diaria y en su destino eterno.
Una cosmovisión es un conjunto de valores, creencias, suposiciones y normas culturales que conforman la manera en que una persona entiende la realidad, su identidad y su propósito. Una cosmovisión bíblica (creacionista) interpreta el mundo y la vida basándose en la Biblia y en la verdad revelada por Dios, incluida la creación descrita en el Génesis. Una cosmovisión evolucionista se basa únicamente en el conocimiento científico y la razón para explicar quiénes somos y qué debemos hacer con nuestras vidas. Se trata de dos cosmovisiones opuestas. La postura que se adopte influye en la forma de ver el mundo, es decir, en cómo uno se ve a sí mismo, a los demás y toma decisiones cotidianas. Dependiendo de su cosmovisión, las personas tomarán decisiones radicalmente diferentes en relación con el engaño, la mentira, el robo, el adulterio, el aborto, el asesinato, la moralidad y la definición del bien y del mal. Una cosmovisión bíblica basada en la creación guía nuestra vida de una manera que agrada a Dios (Hebreos 11:6) mientras servimos amorosamente a los demás (Marcos 9:35). La Biblia no dice nada específico sobre la evolución, pero nos advierte que no nos dejemos seducir por filosofías mundanas que no tienen en cuenta a Dios (Colosenses 2:8). La creación es el fundamento de doctrinas bíblicas clave como el pecado, la redención y la salvación por medio de Jesucristo.
El creacionismo y la evolución son dos puntos de vista opuestos sobre el origen de la vida y el papel de la ciencia y la religión para explicarlo. El creacionismo es la creencia de que Dios creó el universo y toda la vida de la nada, como se describe en el Génesis. La teoría evolucionista propone que la vida evolucionó a partir de compuestos inorgánicos y que aparecen nuevas especies a través de mecanismos biológicos como la selección natural y la mutación genética. Antes de la llegada del darwinismo, la mayoría de los cristianos creían en una interpretación literal del relato de la creación del Génesis. La mayoría creía que la Tierra era relativamente joven, aunque algunos admitían un marco temporal más largo para la creación. El debate sobre una tierra joven frente a una tierra antigua es hoy una cuestión de interpretación bíblica, ya que ambos son puntos de vista creacionistas que aceptan la autoridad de la Biblia. Aunque la mayoría de la gente no lo reconozca, la moral y las normas a las que se adhiere la mayoría de los seres humanos tienen su base en la Biblia, concretamente en la historia literal del Génesis. Aparte de la creación bíblica, la moral no tiene justificación. La evolución darwiniana no proporciona ningún fundamento para la ética, ningún código moral universal al que todas las personas deban adherirse y ningún sentido para la vida. Uno de los resultados de una cosmovisión evolucionista es que hace que las personas sean incoherentes en sus decisiones. En cambio, una cosmovisión bíblica ofrece un marco coherente y esperanzador para guiar la vida.