¿Deben los cristianos entablar amistad con los no creyentes?

En resumen:

Jesús era amigo de los pecadores. Nosotros también debemos entablar amistad con los no creyentes, pero debemos ser prudentes en cuanto al impacto que tienen en nuestras vidas.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

El Antiguo Testamento tiene mucho que decir sobre el tema de la amistad con personas impías. Moisés instruye estrictamente a los israelitas para que no sigan el ejemplo de amigos malvados que los alejarían de Dios. Debemos usar el discernimiento en nuestra elección de amigos para evitar la impiedad y no buscar amistad con aquellos que son rebeldes o no pueden controlar su temperamento. El Nuevo Testamento nos da el mejor ejemplo de cómo ser amigo de los incrédulos. A lo largo de Su ministerio, Jesucristo fue juzgado duramente por extender bondad hacia la gente impía; sin embargo, se nos instruye a seguir Su ejemplo para que los incrédulos vean la luz de Cristo y finalmente alaben a nuestro Padre Celestial. Pablo también habla de la amistad con los incrédulos en sus enseñanzas a las nuevas iglesias. Aunque somos llamados a ministrar a los no creyentes, debemos recordar que nuestras identidades espirituales están en oposición directa. Por lo tanto, no debemos permitir que las prácticas, creencias o comportamientos impíos de ellos afecten negativamente nuestra relación con Dios.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Está claro que debemos entablar amistad con los no creyentes. ¿Por qué? Porque sería extremadamente difícil compartir el evangelio con alguien sin construir algún nivel de amistad primero. Al mismo tiempo, no debemos permitir que nuestra amistad con ellos resulte en que diluyamos las verdades de la Palabra de Dios o minimicemos la importancia de ciertas doctrinas para no ofenderlos. Como se enfatiza a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento, debemos usar el discernimiento. Mientras intentamos compartir el amor de Dios con ellos, debemos evitar que su influencia prevalezca sobre nuestra relación con Dios. En última instancia, nuestro objetivo debe ser vivir una vida centrada en Cristo y compartir nuestra fe con los no creyentes.

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA