¿Dice algo la Biblia sobre los amigos?

En resumen:

Las amistades son una parte importante de la vida, y a través de ellas podemos crecer y aprender sobre el amor, el perdón y la gracia. Sin embargo, debemos elegir sabiamente a nuestros amigos si queremos experimentar relaciones centradas en Cristo.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Hay grandes ejemplos de amistades piadosas a lo largo de la Biblia. Jonatán fue un amigo para David “más unido que un hermano” (Proverbios 18:24), a quien amaba “como a sí mismo” (1 Samuel 18:1). Daniel fue un amigo de gran carácter que dio un ejemplo piadoso a Sadrac, Mesac y Abednego al negarse a quebrantar la ley de Dios (Daniel 1). Como un “cordel de tres hilos no se rompe fácilmente” (Eclesiastés 4:12), Sadrac, Mesac y Abednego eligieron caminar juntos por el fuego en lugar de desobedecer a Dios, y sobrevivieron ilesos (Daniel 3). Jesús mostró el mayor ejemplo de amor al dar Su vida por Sus amigos (Mateo 26-27) y dijo a Sus discípulos que, si eran Sus amigos, obedecerían Sus mandamientos (Juan 15:12-14). Los amigos de Pablo influyeron enormemente en el éxito de su ministerio, y él explicó el tipo de comportamiento que los amigos deben tener entre sí, como hablar la verdad en amor, rendirse cuentas mutuamente para mantener la piedad y orar fielmente unos por otros (Efesios 4:15; Santiago 5:16). La Biblia también nos advierte sobre los resultados desastrosos de las amistades impías (Deuteronomio 13:6-11; 2 Samuel 13:1-6), y Proverbios tiene mucho que decir sobre el uso de la sabiduría y el discernimiento en las amistades.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Las relaciones con nuestros amigos pueden animarnos en nuestra relación con Dios o distraernos de Él, por lo que debemos elegirlos sabiamente (Proverbios 1:10-19; 4:14-19). A pesar de los desafíos inherentes a las relaciones, entablar verdaderas amistades y extender el amor de Cristo puede ser una profunda oportunidad de crecimiento espiritual para nosotros y para ellos. Juan 15:12-14 nos anima a emular el amor sacrificial de Jesús, demostrando que nuestras interacciones pueden convertirse en un medio de estímulo mutuo y de profundización de la fe cuando están arraigadas en Su amor. En última instancia, nuestro objetivo debe ser rodearnos de amigos que caminen por “sendas de justicia” (Salmo 23:3). Esto significa entablar relaciones con quienes apoyan nuestro bienestar espiritual y nos animan a vivir según las normas de Dios, en lugar de con quienes podrían desviarnos del camino.

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