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¿Se supone que los creyentes sientan el Espíritu Santo?

Si bien la Biblia es clara, hay ocasiones en que una persona percibirá o sentirá el Espíritu Santo, pero no siempre será así. El Espíritu Santo permanece con un creyente para siempre (Juan 14: 16–17), pero puede que no siempre se sienta de manera emocional.

Efesios 5:18 ofrece una visión importante con respecto a esta pregunta. Dice: "No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu." En contraste con la influencia controladora del vino, un cristiano está llamado a ser controlado por el Espíritu de Dios.

¿Cómo puede una persona ser controlada o influenciada por el Espíritu Santo? Primero, un creyente recibe el Espíritu en el punto de la salvación. En 1 Corintios 6: 19–20 dice: "¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios".

Segundo, una persona es controlada o llena con el Espíritu al crecer en el fruto del Espíritu. Gálatas 5: 22–23 indica: "En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas."

Tercero, una persona es controlada por el Espíritu al obedecer al Señor. Gálatas 5:16 dice: "Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa." Si caminamos u obedecemos al Espíritu mediante la obediencia al Señor, resistiremos el pecado y venceremos la tentación.

El Espíritu Santo es la tercera Persona del Dios Triuno que ha existido por toda la eternidad. Siempre está presente pero no siempre se siente emocionalmente. A medida que nos acerquemos más a Dios, es probable que percibamos la presencia del Espíritu de Dios con más frecuencia y más poder que en otras etapas de nuestra vida. Sin embargo, también debemos tener cuidado de no basar nuestras decisiones en nuestros sentimientos, ya que cambian regularmente y están influenciados por muchos factores.

Dios llama a su pueblo a vivir una vida de amor, dedicada a Él y a Sus enseñanzas (2 Timoteo 3: 16–17). A veces, experimentaremos gozo, a veces soportaremos el sufrimiento. Sin embargo, el Espíritu de Dios siempre está presente con el creyente, incluso durante los momentos más difíciles de la vida e incluso cuando no sentimos su presencia.

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