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¿Qué es el Shema?

El Shema es el título de una oración que los judíos recitan dos veces al día, cada mañana y cada tarde. Esta oración, a menudo considerada la oración más importante en el judaísmo, se toma de las Escrituras y se compone de Deuteronomio 6: 4–9, Deuteronomio 11: 13–21 y Números 15: 37–41. Estas recitaciones de las Escrituras están destinadas a expresar un compromiso de lealtad para mantener el pacto con Dios al amarlo completamente, obedecer sus caminos y enseñar a los niños a hacer lo mismo.

La oración se llama Shema porque Shema es la primera palabra de la oración en hebreo. En hebreo, shema no significa simplemente "escuchar" como cuando los oídos que perciben el sonido y el cerebro procesa la información. Más bien shema significa escuchar, prestar atención y responder con acción a lo que se ha escuchado. Entonces, esta oración dos veces al día llama a los judíos a vivir su compromiso con Dios, poniendo en práctica su amor por él.

Jesús hace referencia al Shema en Marcos 12: 28–31 cuando responde a la pregunta de qué mandamiento es el más importante. "Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: —De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? —El más importante es: ‘Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor —contestó Jesús—. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento más importante que estos." Al ver cómo Jesús afirmó la importancia de amar al único Dios verdadero con cada aspecto de nosotros mismos, corresponde a los cristianos familiarizarse con esta importante oración judía. Se incluye a continuación para ese propósito.

"Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades." (Deuteronomio 6: 4–9).

"Si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les doy, y si aman al Señor su Dios y le sirven con todo el corazón y con toda el alma, entonces él enviará la lluvia oportuna sobre su tierra, en otoño y en primavera, para que obtengan el trigo, el vino y el aceite. También hará que crezca hierba en los campos para su ganado, y ustedes comerán y quedarán satisfechos. ¡Cuidado! No se dejen seducir. No se descarríen ni adoren a otros dioses, ni se inclinen ante ellos, porque entonces se encenderá la ira del Señor contra ustedes, y cerrará los cielos para que no llueva; el suelo no dará sus frutos, y pronto ustedes desaparecerán de la buena tierra que les da el Señor. Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en sus manos como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades. Así, mientras existan los cielos sobre la tierra, ustedes y sus descendientes prolongarán su vida sobre la tierra que el Señor juró a los antepasados de ustedes que les daría." (Deuteronomio 11: 13-21).

"El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: «Ustedes y todos sus descendientes deberán confeccionarse flecos, y coserlos sobre sus vestidos con hilo de color púrpura. Estos flecos les ayudarán a recordar que deben cumplir con todos los mandamientos del Señor, y que no deben prostituirse ni dejarse llevar por los impulsos de su corazón ni por los deseos de sus ojos. Tendrán presentes todos mis mandamientos, y los pondrán por obra. Así serán mi pueblo consagrado. Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de Egipto para ser su Dios. ¡Yo soy el Señor!"(Números 15: 37–41). [Tenga en cuenta que esta tercera sección se recita solo por la mañana cuando se pone el talit (prenda con flecos)].

La primera porción del Shema afirma la unidad de Dios y la supremacía de su reinado, ordenando a las personas que amen a Dios con todo su ser y enseñen a sus hijos a hacer lo mismo. La segunda parte muestra que el obedecer estos mandamientos conduce a bendición, pero desobedecerlos conduce al castigo. También repite los contenidos de la primera parte de la oración, pero esta vez lo hace en segunda persona del plural, hablando a toda la comunidad en lugar de solo al individuo. La tercera parte ayuda a las personas a cumplir estos mandatos usando el tzitzit (flecos) como un recordatorio visual de su compromiso de mantener su alianza con Dios.

Cosas como el tzitzit son parte del pacto mosaico y no son necesarias para los cristianos de hoy. Pero la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, y todo es útil para ayudarnos a conocer a Dios y para equiparnos a vivir para Él (2 Timoteo 3: 16–17). Los cristianos pueden ver las palabras del Shema como una hermosa expresión del reinado de Dios y las formas de guardar el pacto y como un llamado a vivir un amor por Dios que no solo escucha sino que también obedece Su llamado a amarlo y amar a nuestro prójimo (Santiago 1: 22–25; Juan 15: 1–17; 1 Juan 3: 16–18, 23–24; 4: 7–12).

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