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¿Cuál es el nuevo pacto?

A lo largo de la Biblia, Dios hizo pactos con su pueblo. Algunos de esos pactos eran condicionales, como el pacto mosaico, en el que Dios prometió bendiciones si la gente seguía Su Ley. Otros fueron incondicionales, como la promesa que Dios le hizo a Abraham para convertirlo en una gran nación. Surgieron problemas con el pacto mosaico porque el pueblo de Israel no pudo seguir la Ley. Sus corazones estaban constantemente apartándose de Dios y violando la Ley. Debido a que el resultado del pecado es la muerte (Romanos 6:23) se formó un nuevo pacto, en el cual Dios mismo cumpliría los requisitos de la Ley y le daría a la gente la capacidad de seguirlo en amor y obediencia (Jeremías 31:31, 33; Ezequiel 36: 26-28).

El elemento más importante del nuevo pacto es la sangre de Jesucristo. En el Antiguo Testamento, se requerían sacrificios de sangre para la limpieza y expiación cuando se violaba la Ley. Bajo el nuevo pacto, Jesucristo proporcionó su propio cuerpo en la cruz como un sacrificio que purificaría de una vez, para siempre, a aquellos que tenían fe (Hebreos 10:10, 14). Dios proclamó el primer pacto, el pacto mosaico, como defectuoso debido a la incapacidad de la gente de cumplir con su parte del trato. Debido a que Su amor y Su promesa a Abraham reemplazaron las demandas del pacto mosaico, Dios eliminó el antiguo pacto e hizo el "nuevo pacto" en la sangre de Cristo (Hebreos 8: 8-13). Según los términos del nuevo pacto, Dios se olvidaría de los pecados de las personas y sería misericordioso con ellos. Prometió también poner la ley en sus mentes y escribir la ley en sus corazones. Esta profecía de Jeremías espera la venida del Espíritu Santo, que morará en todos los que tienen fe, enseñándoles y ayudándoles a seguir los mandamientos del Señor (Juan 14:26; Salmo 23: 3-4; Romanos 8: 9-11)

Ahora que el nuevo pacto está vigente, podemos recibir el don de la salvación y la presencia del Espíritu Santo libremente, sin pago (Efesios 2: 8-9). Todos los que tienen sed son bienvenidos a venir al agua, y el que no tiene dinero para pagar se anima a comprar vino y leche sin precio (Isaías 55: 1-3). Isaías habla del "constante amor por David" junto con esta promesa. A lo largo de las Escrituras, es evidente que los pactos funcionan juntos. El pacto abrahámico promete que la justicia vendrá a través de la fe (Gálatas 3: 6-14; Génesis 15) y el pacto davídico promete que un Rey eterno vendrá de la línea de David (2 Samuel 7:16). El pacto mosaico existe para mostrarnos nuestra incapacidad para obedecer, de modo que sepamos recurrir a Dios por misericordia (Gálatas 3: 23-25). Y el nuevo pacto en la sangre de Jesús, el Rey Eterno, proporciona la redención del pecado y la libertad del pacto mosaico (Hebreos 9: 13-15). "Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor." (Romanos 6:23).

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