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¿La Biblia dice algo sobre los hábitos?

La Biblia no menciona los hábitos per se, pero nos da instrucción sobre varias disciplinas espirituales y actitudes piadosas que debemos practicar con regularidad.

Este pasaje, de 1 Tesalonicenses 5: 16-22, ofrece varios: "Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, eviten toda clase de mal."

Todo el mundo tiene hábitos, desde lo cotidiano (como cepillarse los dientes en un momento determinado durante el día) hasta lo bueno (como leer la Biblia todos los días, o lo malo, como refunfuñar y quejarse.)

Algunos de nuestros hábitos son amorales, pero otros son problemas de pecado, como el quejarse, mentir o adulterar constantemente. Al pensar en nuestros hábitos y si es necesario cambiarlos o cómo, necesitamos saber lo que dice la Palabra de Dios. Su Palabra nos dice que detengamos las cosas que son pecaminosas y que comencemos las que son piadosas. Por ejemplo, no debemos emborracharnos, sino llenarnos del Espíritu Santo (Efesios 5: 15-18). No debemos ser sexualmente inmorales, pero debemos recordar que nuestro cuerpo le pertenece a Dios y cuidarlo como Su templo (1 Corintios 6: 18-20). Comprender que nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo que mora en nosotros también nos ayuda con otros hábitos de salud.

Dios dice que debemos permitir que el Espíritu Santo transforme nuestras mentes (Romanos 12: 2) para detener los hábitos que no agradan a Dios y comenzar los que sí lo hacen. Un hábito que nos ayudará mucho se encuentra en 2 Corintios 10: 5: "[...] llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo." A medida que llegamos a conocer a Dios a través de Su Palabra y nos involucramos con Él en oración, nuestros pensamientos se alinearán más fácilmente con los Suyos. A medida que cambian nuestras mentes, también lo harán nuestros hábitos.

Cuando nos unimos a la familia de Dios, tenemos la oportunidad de vestirnos continuamente de una nueva naturaleza y despojarnos de la vieja (Colosenses 3: 9-10). Jesús dijo que para amarlo, debemos obedecerlo (Juan 14:23). Cambiar nuestros malos hábitos en buenos requiere cierta cantidad de intencionalidad y fuerza de voluntad, pero no es algo que finalmente hagamos con nuestras propias fuerzas. Dios nos transforma (2 Corintios 3:18; 5:17) y dice que nos ayudará (Filipenses 1: 6; 2: 12-13; 4:13).

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