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¿Por qué se da tanta atención al dar en la fe cristiana?

En ocasiones, las iglesias cristianas enfatizan el dar por razones equivocadas: los líderes les dicen a sus congregaciones que den para que sean bendecidos, cuando realmente su motivo es adquirir riqueza a expensas de la gente. Este es un enfoque erróneo del modelo bíblico de dar. La Biblia dice "Den, y se les dará" y "Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes" (Lucas 6:38). Dios promete proveer abundantemente, tanto en términos de cosas materiales como espirituales, cuando somos generosos.

La generosidad es un atributo de Dios. Como Dios Creador, tiene una abundancia de recursos que nunca se acaba (Juan 10:10; Santiago 1: 5; Salmo 103: 8; Isaías 55: 1–7; 2 Corintios 9: 8; Romanos 5:20) y le encanta dar. Incluso dio Su propio hijo, Jesucristo, para salvar a las personas de sus pecados y dar vida eterna a todos los que lo acepten (Juan 3: 16–17). A medida que los cristianos se acercan a Dios y comprenden su carácter cada vez más, nos volvemos más como Él. Este proceso se llama santificación, y también es una obra de Dios (Hebreos 10:10, 14). Como los niños, imitamos a nuestro Padre Celestial (Efesios 5: 1). Él es generoso, entonces nosotros también nos volvemos generosos. Dar debe ser un gozo, y por esa razón, Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9: 7).

A menudo es difícil dar. La renuencia a dar suele ser causada por el miedo, miedo a que no tengamos suficiente tiempo, dinero, comida, etc. para nosotros mismos. Pero cuando confiamos en Dios (Proverbios 3: 5-6), el dar se convierte en una tarea más sencilla. Y cuando vemos que Él nos cuida constantemente, aumenta nuestra fe. Ver a Dios en el trabajo es emocionante y refuerza nuestra creencia. Pero si siempre tratamos de cuidarnos, perdemos la bendición de verlo cuidar de nosotros. Dar es un buen hábito, porque ayuda a romper el ciclo de autodependencia que dificulta la fe.

Dicho esto, dar debe hacerse sabiamente. Dios nos dio una mente que puede analizar e intuición que puede sentir cuando algo es una mala idea. Dar no debe causar tensión, sino alegría. Y dar debe resultar en más para todos: no hay nada justo en enviar dinero a un pozo sin fondo o en los bolsillos de un charlatán.

Al dar sabia y alegremente a todos los que lo necesiten, los creyentes hacen una declaración a quienes los rodean. Dependemos de Dios para todo lo que necesitamos, porque sabemos que Él es fiel para proveer (1 Reyes 17: 8–16). No estamos confiando en el dinero o las posesiones para tener felicidad, porque hay algo más allá de este mundo que es mejor y que esperamos. "He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan." (Salmo 37:25).

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