www.CompellingTruth.org/Espanol

¿Cómo se relacionaba Jesús con las mujeres?

Jesús es un ejemplo de cómo tratar a las mujeres con dignidad, respeto e igualdad. En una cultura en la que las mujeres no tenían derechos verdaderamente propios, tenían poca autonomía y, en el mejor de los casos, eran ignoradas, Jesús las escuchó y sentó un nuevo precedente cultural con Su ejemplo de cómo tratar a las mujeres. Jesús no tenía prejuicios, y nosotros tampoco deberíamos tenerlos.

Dios reveló la verdadera identidad de Jesús a las mujeres incluso antes de que Jesús alcanzara la edad suficiente para hablar por sí mismo. El plan de redención de Dios para el mundo comenzó con una mujer. Eligió anunciar la venida del Mesías a una mujer: María, la madre de Jesús (Lucas 1:26-38). Después de nacer Jesús, cuando sólo tenía ocho días, Dios reveló que Jesús era el Mesías tanto a un hombre, Simeón, como a una mujer, la profetisa Ana, en el templo (Lucas 2:22-38).

Cuando Jesús estaba en los años de Su ministerio, contaba con el apoyo de mujeres que venían a escucharle enseñar (Mateo 27:55; Marcos 15:41; Lucas 8:2-3). También tenía amigas que eran mujeres (Lucas 10:38-39; 24:10; Juan 11:5). En todo el Nuevo Testamento se mencionan nombres de mujeres y sus funciones específicas dentro del reino de Dios, algo que era verdaderamente revolucionario.

En una oportunidad, los líderes judíos llevaron a Jesús a una mujer sorprendida en el acto de adulterio con la intención de atraparlo para que tuviera que elegir entre obedecer la ley o contradecir lo que Él había enseñado sobre el perdón (Juan 8:2-11; ver Marcos 2:15-17). Según la ley judía, la mujer (y el hombre) deberían haber sido condenados a muerte (Levítico 20:10; Deuteronomio 22:22). En vez de desterrarla a la muerte o afirmar su comportamiento pecaminoso, Jesús lo utilizó como un momento de enseñanza cuando desafió a los espectadores a examinar el pecado dentro de sus propias vidas diciendo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 8:7). Ni una sola persona tiró una piedra, y todos se marcharon. Jesús tuvo misericordia de la mujer y condenó a todos los presentes (ver Romanos 3:23).

Jesús tuvo una conversación con una mujer samaritana sobre su vida, algo que parece muy sencillo, pero que en realidad fue una declaración social muy poderosa. No sólo era mujer, sino que llevaba un estilo de vida inmoral y era samaritana. Los judíos tenían muchos prejuicios contra los samaritanos. En esta conversación, Jesús se le reveló como el Mesías. Usó esta conversación para sanar y perdonar a la mujer samaritana, y por medio de esto, pudo usarla cuando compartió las noticias del Mesías con todo su pueblo (Juan 4:4-42).

Jesús habló con las mujeres, se preocupó por ellas y les permitió expresarse y ocupar un lugar en Su reino. Cambió la narrativa cultural de los creyentes, que pasaron de no tener en cuenta a las mujeres a considerarlas tan valiosas como los hombres, mostrando que hombres y mujeres tienen el mismo valor y la misma posición en el reino de Dios. Las culturas humanas pueden discriminar, pero las buenas nuevas del reino no discriminan como tampoco lo hace Dios. Jesús tomó los sistemas de la cultura que lo rodeaba y los trastornó, mostrando a Sus seguidores -y eso nos incluye a nosotros- una forma mejor de hacer las cosas.

Los apóstoles de Jesús continuaron este camino hacia la verdadera igualdad de la mujer, como se puede ver en las enseñanzas de Pedro sobre el matrimonio y sobre la manera en que los esposos deben respetar y cuidar a las mujeres, ya que son coherederas de las promesas de Dios (1 Pedro 3:7). Pablo escribió que todos somos uno en Cristo (Gálatas 3:28). Como seguidores de Jesús, cuando seamos conscientes de una desigualdad o injusticia, debemos seguir el ejemplo de Jesús: "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" (1 Juan 2:6; ver también Efesios 5:1; 1 Pedro 2:21).

Copyright 2011-2024 Got Questions Ministries - All Rights Reserved.