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¿Adoraron a Jesús durante Su ministerio terrenal?
El Antiguo Testamento enseñaba a no adorar a nadie más que a Dios. Si Jesús aceptó la adoración de sí mismo, esto supondría que Él creía que era divino. ¿Recibió Jesús adoración de otros?
El Nuevo Testamento revela que Jesús fue adorado en muchas ocasiones. Cada vez, Jesús aceptó la adoración.
Mateo 8:2 dice que un leproso que fue sanado adoró a Jesús. Luego, un gobernante se arrodilló ante Jesús después de que Él había sanado a su hijo. Mateo 9:18 dice: "Vino un hombre principal y se postró ante él".
Los discípulos adoraron a Jesús después que Él caminara sobre las aguas. Mateo 14:33 dice: "Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios".
Una mujer cananea adoró a Jesús. Mateo 15:25 señala: "Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!". La madre de Santiago y Juan también se arrodilló en adoración ante Jesús. Mateo 20:20 relata: "Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo".
Marcos 5:6 describe a un hombre que adora a Jesús y que estaba atormentado por espíritus malignos. Leemos: "Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él".
Un ciego que había sido sanado adoró a Jesús. Juan 9:38 dice: "Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró".
Mateo 28:17 registra una ocasión después de la resurrección de Jesús en la que todos los discípulos adoraron a Jesús. Aquí se nos dice: "Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban".
Tomás adoró a Jesús cuando lo vio vivo de nuevo. Juan 20:28 enseña que Tomás respondió: "¡Señor mío, y Dios mío!".
Hay muchas ocasiones en las que los nombres que se le atribuyen a Jesús indican que otros creían que Jesús era divino. Juan 1:1, 20:28, Filipenses 2:5-8, Colosenses 2:9, Hebreos 1:3 y otros pasajes se refieren a Jesús como Señor, reverenciándolo en la adoración.
Algunos argumentan que las veces en las que la gente se postraba ante Jesús no eran actos de adoración, sin embargo, Apocalipsis 22:8-9 muestra que, en los tiempos del Nuevo Testamento, inclinarse ante alguien se consideraba un acto de adoración. Juan escribió: "Me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios".
Aquellos que argumentan que a Jesús no lo adoraron por ser divino sino hasta épocas posteriores, como por ejemplo en el Concilio de Nicea, desconocen los hechos claros proporcionados en las Escrituras. Aquellos que interactuaron con Jesús, incluyendo Sus discípulos, lo adoraron como Señor incluso durante Su tiempo en la tierra.
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