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¿Qué significa que Dios es Jehová-Rapha?

Jehová-Rapha significa "el SEÑOR que sana". Dios utiliza este nombre para sí mismo en Éxodo 15:26 diciendo: "Si oyeres atentamente la voz del Señor tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy el Señor tu sanador". " Las palabras "el Señor tu sanador" en el original hebreo son Yavé (o Jehová) Rapha. En todo el Antiguo y Nuevo Testamento, vemos a Dios como sanador de muchas maneras.

Rapha en hebreo no sólo significa "sanador", sino también "remendar, curar, reparar completamente, recomponer". Así que este título se puede usar no sólo cuando Dios cura enfermedades y dolencias físicas, sino también cuando repara la creación o restaura una relación correcta con Su pueblo. Jehová-Rapha se utiliza en todos estos contextos.

Cuando a Miriam le sobrevino la lepra, Moisés oró: "Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora" (Números 12:13). Siete días después, Miriam quedó libre de la lepra (Números 12:15). El rey Ezequías también pidió al Señor la sanidad física cuando "cayó enfermo de muerte" (2 Reyes 20:1). Dios respondió: "Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano" (2 Reyes 20:5). Luego, la vida de Ezequías se prolongó quince años más. Otro rey, Asa, también se enfermó, pero la Biblia dice: "y en su enfermedad no buscó al Señor, sino a los médicos" (2 Crónicas 16:12). Dos años después, Asa murió. Dios pudo haber sanado a Asa, pero como se negó a presentarse ante el Señor, murió sin recibir la sanidad. Por el contrario, David clamó a Dios para que lo sanara en el Salmo 6:2: "Ten misericordia de mí, oh Señor (Rapha Jehová), porque estoy enfermo; sáname, oh Señor, porque mis huesos se estremecen". Y en el Salmo 30:2 David dice: "Señor Dios mío, a ti clamé, y me sanaste".

Evidentemente, Jesús puso en práctica los poderes sanadores de Dios en muchas enfermedades físicas. Sanó la lepra (Lucas 17:11-19), la ceguera (Lucas 18:35-43), las hemorragias (Lucas 8:43-48), la parálisis (Lucas 5:17-26), las heridas (Lucas 22:50-51), la enfermedad (Lucas 7:1-10) e incluso la muerte (Juan 11:38-44). Estos ejemplos demuestran que nuestro Dios, Jehová-Rapha, sí puede y sana los cuerpos humanos físicos.

Cuando Dios se manifestó como sanador en Éxodo 15:26, acababa de convertir el agua amarga que los israelitas habían encontrado en el desierto en agua fresca y potable (Éxodo 15:22-25). Dios repite este milagro para la ciudad de Jericó con el profeta Eliseo. "Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril" (2 Reyes 2:19). Dios hizo que Eliseo echara sal en el agua, "y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo" (2 Reyes 2:22). En este contexto, Dios actúa como Jehová-Rapha para "sanar" o restaurar el suministro de agua de la ciudad. En 2 Crónicas 7:14, Dios promete: "si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra". El que Dios sea Jehová-Rapha significa que también puede restaurar la creación y así lo hará (Isaías 35:6-8, Apocalipsis 22:2).

Lo más importante es que Dios, como Jehová-Rapha, repara nuestra relación rota con Él. En Oseas, Dios promete que cuando Su pueblo regrese a Él, "sanará su rebelión" (Oseas 14:4). En Jeremías, dice: "Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones" (Jeremías 3:22). La sanidad de nuestra relación con Dios se logra a través de la obra de Jesús en la cruz. Isaías 53:5 explica: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (rapha)". Jehová-Rapha ha preparado un camino para restaurar nuestra relación con Él, pues Jesús cumplió los requisitos de la ira de Dios. Sólo tenemos que acudir a Él y arrepentirnos de nuestros pecados.

¡Qué consuelo es saber que Dios es Jehová-Rapha que puede sanar nuestros cuerpos, restaurar la creación y reparar nuestra relación con Él! Apocalipsis 21:4-5 promete: "'Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas". La identidad de Dios como Jehová-Rapha hace que esta sanidad y restauración futuras sean una promesa digna de confianza.

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