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¿Acaso Dios tiene favoritos?

Dios no es un Dios que escoge a Sus favoritos en función de Sus caprichos o incluso tomando en cuenta nuestras buenas acciones. Él ama a todos los seres humanos, y todos hemos sido creados a Su imagen (Juan 3:16; Lamentaciones 3:22-23; Génesis 1:26-27). Los que han puesto su fe en Jesucristo son hijos de Dios (Juan 1:12). Si Dios favorece a alguien es porque Sus juicios son siempre perfectos (Deuteronomio 32:4; Salmo 7:11; Romanos 9:14-16). Para ser claros, el "favoritismo" por lo general se define como dar un trato preferencial o injusto a un grupo a expensas de otro. Sin embargo, el "favor" es la aprobación de algo o un acto de bondad más allá de lo debido.

La Biblia establece claramente que Dios no muestra favoritismo. Romanos 2:6-11 dice: "el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios". Sin embargo, Dios sí demuestra favor. Su favor se hace más evidente mediante Su oferta de salvación a través de Jesucristo. Si bien la gracia de Dios es completamente inmerecida, la extiende a todos los que confían en Él. Dios también demuestra Su favor de otras maneras.

Jesús caminó con el favor de Dios y Dios se refirió a él como "Mi Escogido" en las Escrituras (por ejemplo, Isaías 42:1; Mateo 3:17; Lucas 9:35). Ese mismo título también es aplicable a Israel en numerosas Escrituras (Isaías 45:4; 65:9; 1 Reyes 11:13). Dios eligió a los reyes y a los profetas por razones que sólo Él conoce (Éxodo 33:17; Daniel 10:11; 1 Samuel 2:26). Aunque David tuvo varios hijos, Dios fue quien eligió a Salomón para que fuera rey después de David (1 Crónicas 28:5-6). Salomón gozaba del favor de Dios, y el Señor le concedió sabiduría, lo cual le trajo grandes riquezas y popularidad (1 Reyes 5:12). Dios también otorgó un favor especial a ciertas personas para llamados específicos (Éxodo 31:1-6). En toda la Biblia, Dios concede claramente Su favor a las personas. No obstante, el favor de Dios no es lo mismo que el favoritismo humano.

El favoritismo humano normalmente conlleva un mejor trato, una menor responsabilidad y una mayor posición social. Esta es la definición de favoritismo del mundo. Ahora bien, tener el favor de Dios no significa una vida fácil. Con frecuencia incluye un mayor trabajo e incluso dificultades; requiere una gran responsabilidad para cumplir con los llamados que vienen con el favor de Dios. A María, la madre de Jesús, el ángel Gabriel la saludó de esta manera: "¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo". (Lucas 1:28). No sabemos por qué María fue escogida para ser favorecida por el Señor, pero como resultado de ello, soportó muchas dificultades como madre del Mesías (Lucas 2:34-35). Aun así, Dios la preparó para ello. Aunque el favor de Dios no significa una vida fácil, sabemos que en Jesucristo "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Pedro 1:3).

Podría decirse que para Dios los favoritos son Sus hijos. Tenemos el favor de acercarnos a Dios mediante nuestra fe en Jesucristo, cuya sangre nos limpia de nuestros pecados y nos hace justos (Romanos 5:1; 2 Corintios 5:21). Dios nos cubre con Su favor. El Salmo 5:12 nos ofrece una hermosa ilustración de esto: "Porque tú, oh Señor, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor". A medida que crecemos en nuestra fe cristiana y vivimos una vida agradable a Dios, Él se acerca a nosotros (Santiago 4:8). Cuando lo buscamos, lo encontramos (Jeremías 29:13; Hebreos 11:6; Mateo 7:7-11). Dios nos otorga dones espirituales para el beneficio de los demás y de Su reino (1 Corintios 12:5-7; 1 Pedro 4:10). Todos estos factores muestran el favor de Dios hacia nosotros. Incluso cuando experimentamos la convicción y la corrección del Señor, esto demuestra Su favor hacia nosotros: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo" (Hebreos 12:5-6).

Todos los que pertenecen a Cristo tienen el favor de Dios porque hemos recibido el derecho de convertirnos en Sus hijos a través del sacrificio de Jesús (Juan 1:12). El favor de Dios estará con nosotros mientras sigamos honrando a Jesús. Ese favor puede variar de una persona a otra: podemos experimentar mayores bendiciones, responsabilidades o dificultades por la causa de Cristo (Hechos 5:41). Tenemos esta promesa: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." (Romanos 8:28). Como hijos de Dios, sabemos que Él nos dará Su escudo del favor y caminará con nosotros hasta la eternidad (Mateo 28:20; Apocalipsis 22:12).

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