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¿Acaso Dios/la Biblia es sexista?

Generalmente, el sexismo se define como el dominio que un género ejerce sobre otro y normalmente se aplica a los hombres que dominan a las mujeres. Puesto que la biblia incluye muchas referencias a las mujeres que desde nuestro contexto contemporáneo parecieran ser denigrantes, algunos concluyen que Dios y/o la biblia son sexistas. ¿Será esto cierto?

Debemos entender que los distintos libros de la biblia se escribieron durante distintos periodos de tiempo a personas concretas. Toda la biblia está "inspirada por Dios" y es útil para nosotros (2 Timoteo 3:16-17). Sin embargo, para interpretarla correctamente, debemos tener en cuenta el contexto cultural. Muchos de los libros de la biblia fueron escritos en sociedades patriarcales. Con frecuencia, la biblia se refiere a las cosas tal como eran, no a la situación ideal. Cuando Adán y Eva pecaron, parte de la consecuencia fue la ruptura de las relaciones entre las personas (Génesis 3). Muchas veces, las instrucciones de Dios a Su pueblo tenían el propósito de protegerlos y proveerlos en medio de un mundo caído y pecador. Antes de acusar a Dios o a Su Palabra de sexismo, debemos comprender plenamente el contexto.

El relato de la creación en el Génesis nos da una buena base para entender cómo ve Dios al hombre y a la mujer. Tanto el hombre como la mujer fueron creados a imagen de Dios (Génesis 1:26-27; 2:18-25). El hombre y la mujer fueron bendecidos por Dios y les confió Su mandato (Génesis 1:28). Dios les dijo: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra" (Génesis 1:28). Debían participar juntos en esta administración que Dios les había otorgado.

El Éxodo también nos proporciona una buena base para ver cómo ve Dios a las mujeres. Por ejemplo, en los Diez Mandamientos, Dios dice que las personas deben honrar tanto a su padre como a su madre. En el mandamiento del día de reposo, Dios especifica que nadie -incluidas las hijas y las siervas- debe trabajar. En el Libro del Pacto, Dios coloca las vidas de los hombres y de las mujeres al mismo nivel cuando se debe aplicar la misma sentencia por dañar a un hombre o a una mujer (Éxodo 21:26, 28, 29, 31, 32). Vemos que Dios protege a las mujeres dentro de las estructuras económicas de la cultura (Éxodo 21:1-11; 22:16-17, 22-24). De ninguna manera Dios aprueba la opresión de las mujeres. Al contrario, se refiere a ellas como si tuvieran el mismo valor que los hombres. Y hace una provisión especial para las personas vulnerables de la sociedad, entre las que se incluyen normalmente las mujeres.

Hay que tener en cuenta que muchas referencias en la biblia que parecen sexistas son simplemente la declaración de acciones que se llevaron a cabo sin que se haga referencia a si fueron correctas o incorrectas. Por ejemplo, en Jueces 11 Jefté parece haber sacrificado a su propia hija para cumplir un voto que hizo al Señor. La Escritura no afirma que Dios aprobara esta acción; sólo la registra como un hecho de la historia. Además, hay muchas referencias a las mujeres que parecen sexistas según los estándares contemporáneos y que eran apropiadas o incluso mejores que la norma del entorno cultural original. Por ejemplo, cuando en Éxodo 22:16-17 se habla de que un hombre se case con una mujer con la que ha tenido relaciones prematrimoniales o que pague el precio de la novia por ella, se trata de una protección para la mujer. Una mujer que no fuera virgen no podía casarse; esta ley la protege para que no quedara desamparada.

En el Antiguo Testamento, se ve a las mujeres desempeñando muchos cargos influyentes. Además de Eva, la madre de todo el pueblo, las Escrituras hablan muy bien de Sara, la esposa de Abraham (Hebreos 11:11), de Débora, que sirvió como juez (Jueces 4-5), de Sifra y Fúa, las parteras que se negaron a matar a los bebés israelitas (Éxodo 1: 15-22), Jocabed la madre de Moisés (Éxodo 2:1-10), Rut la moabita que fue leal a su suegra, Ana la madre del profeta Samuel (1 Samuel 1-2), y Ester que salvó al pueblo judío, así como los relatos de otras mujeres fieles que siguieron a Dios.

En el Nuevo Testamento, las mujeres también desempeñaron roles prominentes. María, la madre de Jesús, es presentada como una ideal sierva de Dios. Se mencionan cuatro mujeres por su nombre en el linaje de Jesús (Mateo 1:3, 5, 6). Isabel, pariente de María, crió obedientemente a Juan el Bautista. Isabel bendijo a María y ésta entonó un canto de alabanza al Señor (Lucas 1:39-56). Ana, la profetisa, es considerada una fiel seguidora de Dios. Ella reconoció al niño Jesús como el Mesías y habló de Él "a todos los que esperaban la redención en Jerusalén" (Lucas 2:36-38).

Muchas mujeres también sirvieron a Jesús durante Su ministerio e incluso lo financiaron (Lucas 8:1-3). Varias mujeres formaban parte de los 120 primeros seguidores de Jesús en el aposento alto cuando comenzó la iglesia (Hechos 1-2). Las mujeres también fueron fundamentales en la iglesia primitiva. Lidia hospedó a Pablo en su casa (Hechos 16:11-15). Priscila, junto con su marido Aquila, enseñó a Apolos todo el evangelio (Hechos 18:26). Pablo menciona a muchas mujeres en sus saludos personales y entre sus compañeros de trabajo (por ejemplo, Romanos 16:3, 6, 13, 15; Filipenses 4:2-3; Colosenses 4:15). Agradece a la abuela y a la madre de Timoteo el haberle enseñado fielmente las Escrituras (2 Timoteo 1:5; 3:15). Hechos 21:8-9 habla de cuatro mujeres que profetizaron. Ciertamente, las mujeres eran valoradas en la iglesia primitiva.

Desde luego, vemos que Jesús trata a las mujeres con dignidad y respeto. Como Él es Dios encarnado, Sus acciones realmente nos muestran la actitud de Dios hacia las mujeres. Por ejemplo, Jesús habló públicamente con una mujer samaritana en un pozo, algo que incluso ella señaló como poco común (Juan 4:9). Jesús también permitió que las mujeres sirvieran entre Sus seguidores (incluidas María y Marta y María Magdalena). Después de Su resurrección, Él se apareció primero a las mujeres; en esa sociedad las mujeres no habrían sido consideradas testigos confiables, y sin embargo son ellas a quienes Jesús eligió para compartir las noticias con Sus discípulos.

La actitud de Jesús hacia las mujeres se refleja en las epístolas del Nuevo Testamento. Pablo afirmó que tanto el marido como la mujer tenían derechos matrimoniales que había que respetar (1 Corintios 7:1-5). Pablo dijo que las mujeres debían someterse a sus maridos y que los maridos debían amar a sus esposas (Colosenses 3:18-19; Efesios 5:15-33). También habló de tratar "a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza" (1 Timoteo 5:2) y de cuidar a las viudas (1 Timoteo 5:3-16). Santiago 1:27 también habla del cuidado de las viudas. Pedro aconseja a los maridos que vivan con sus esposas "sabiamente" y relaciona el trato hacia ellas con sus oraciones (1 Pedro 3:7).

Lejos de ser sexista, la biblia defiende el valor tanto de las mujeres como de los hombres. El camino de la salvación es el mismo para ambos (Gálatas 3:25-29; 1 Pedro 3:7), al igual que sus beneficios (1 Pedro 1:3-12).

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