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¿Acaso los Diez Mandamientos se repiten en el Nuevo Testamento?

Dios entregó a Moisés los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí y los grabó en dos tablas de piedra. Las listas de los mandamientos se encuentran en Éxodo 20 y Deuteronomio 5. Estos mandamientos son una especie de resumen de los 613 mandamientos de la ley del Antiguo Testamento que Dios le dio a Israel. Incluso hoy en día consideramos estos mandamientos para ayudarnos a entender no sólo el carácter de Dios, sino también cómo debe ser el comportamiento recto y moral. Aunque la lista completa de los Diez Mandamientos no se repite textualmente en ninguna parte del Nuevo Testamento, tanto la lista completa como los mandamientos específicos se mencionan en el Nuevo Testamento. Específicamente, nueve de los diez mandamientos se repiten como características del comportamiento cristiano correcto.

Jesús resumió todos los mandamientos en sólo dos cuando dijo: "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:40). Esos dos mandamientos eran: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" (Mateo 22:37) y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:39). Los primeros cuatro de los Diez Mandamientos encajarían bajo el mandato de amar a Dios y los últimos seis mandamientos encajarían bajo el mandato de amar a los demás.

Cuando Jesús se refería a mandamientos específicos, generalmente mostraba cómo la gente era culpable de romper esos mandamientos de maneras que ni siquiera habían considerado. En Mateo 5:21-22 dijo: "Oísteis que fue dicho a los antiguos: "No matarás"... Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio". Continuó diciendo: "Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5:27-28). Indicó que los que apartaban dinero para Dios, pero no cuidaban de sus padres ancianos eran culpables de infringir el quinto mandamiento. "Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre'... Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición" (Mateo 15:4-6).

Con el joven rico, Jesús expuso el pecado del hombre sin mencionar directamente el mandamiento que estaba infringiendo. Cuando el joven preguntó qué mandamientos debía cumplir para obtener la vida eterna, Jesús le dijo: "No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 19:18-19). El joven rico creía que había cumplido estos mandamientos, así que Jesús lo desafió: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme" (Mateo 19:21). El joven se negó a seguir a Jesús, evidenciando así que su dinero y sus posesiones se habían convertido en un dios al que amaba más que al Señor, quebrantando así el primer mandamiento de no tener otros dioses delante de Él.

Jesús también habló del mandamiento de guardar el sábado en Mateo 12:1-8 y en Marcos 2:23-27. En definitiva, les recordó a las personas lo siguiente: "El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo" (Marcos 2:27-28).

Jesús no sólo afirmó los mandamientos del Antiguo Testamento, sino que con frecuencia señalaba que la norma de comportamiento era aún más alta de lo que originalmente se pensaba. Jesús enseñó que las normas de Dios incluyen las actitudes y los motivos que hay detrás de los comportamientos y no sólo los comportamientos en sí. "El Señor mira el corazón" (1 Samuel 16:7) y no se complace con un pueblo que "se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29:13). Dios también declaró: "Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos" (Oseas 6:6). Así que Dios se ha propuesto conquistar el corazón de las personas y no simplemente modificar su comportamiento.

Jesús dijo: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir" (Mateo 5:17). Jesús fue el único que pudo cumplir perfectamente la ley de Dios. El propósito de los Diez Mandamientos nunca fue el de ser un medio de salvación o de hacernos justos. Por el contrario, se establecieron para demostrar la realidad del pecado, así como para mostrarnos cómo debe ser el comportamiento justo hacia Dios y hacia los demás. Pablo escribió en Romanos 3:20: "ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado". Además, explicó que esta ley se dio "para que el pecado se mostrara como tal, y por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso" (Romanos 7:13). Los Diez Mandamientos, así como las demás leyes, se establecieron para mostrarnos nuestra necesidad de un Salvador, y Jesús vivió una vida sin pecado de acuerdo con esas leyes para ser el Salvador que necesitábamos.

No obstante, Jesús no sólo afirmó y cumplió los Diez Mandamientos, sino que también vemos que nueve de los Diez Mandamientos se dan como instrucciones para los cristianos sobre cómo deben vivir la nueva vida que han recibido en Jesús. La siguiente lista ofrece algunas referencias a los Diez Mandamientos en las epístolas del Nuevo Testamento:

1. No tendrás otros dioses delante de mí (1 Corintios 8:6; 1 Timoteo 2:5)

2. No te harás ídolos (1 Juan 5:21)

3. No usarás el nombre del Señor en vano (1 Timoteo 1:20; 6:1)

4. Acuérdate del sábado y santifícalo. El día de reposo se menciona en todo el Nuevo Testamento. De hecho, los líderes religiosos judíos de la época habían establecido otras reglas en torno al día de reposo y varias veces confrontaron a Jesús porque consideraban que violaba el día de reposo (específicamente sanando en el día de reposo). Jesús destacó el compromiso que los gobernantes tenían con sus propias reglas por encima de su compromiso con Dios. Jesús guardó el sábado perfectamente y también afirmó que Él es el Señor del sábado (Mateo 12:1-8). De hecho, Él es nuestro descanso sabático. Hebreos 3:7-4:13 explica esto con mucho detalle.

Cuando los gentiles comenzaron a volverse a Jesús, la iglesia del Nuevo Testamento trató el tema de qué leyes judías debían guardar los gentiles. En el Concilio de Jerusalén en Hechos 15, el mandamiento del sábado no fue uno de los que los apóstoles incluyeron para los gentiles. Colosenses 2:16-17 dice: "Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo". Romanos 14:5 presenta un mensaje similar.

Por lo general, se considera que el sábado es un día de descanso y de adoración. Por supuesto, debemos adorar a Dios todos los días (Romanos 12:1; Colosenses 3:16-17; 1 Tesalonicenses 5:16-18) y debemos reunirnos regularmente con otros creyentes con el fin de hacerlo (Hebreos 10:23-25). También debemos descansar de nuestro trabajo (Marcos 6:31; Mateo 6:25-34; Salmo 127:1-2; Filipenses 4:6-7). Sin embargo, el mandamiento del sábado no se da específicamente para los creyentes del Nuevo Testamento.

5. Honra a tu padre y a tu madre (Efesios 6:1-4)

6. No matarás (Romanos 13:8-10; 1 Pedro 4:15)

7. No cometerás adulterio (1 Corintios 6:9-10; Hebreos 13:4)

8. No robarás (Efesios 4:28)

9. No darás falso testimonio (Efesios 4:25; 1 Pedro 2:1; Apocalipsis 21:8)

10. 10. No codiciarás (Colosenses 3:5; Hebreos 13:5)

Así que, efectivamente, los Diez Mandamientos se repiten en el Nuevo Testamento, sólo que no en una lista ordenada de diez como se encuentran en Éxodo 20:1-17 y Deuteronomio 5:6-21.

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