¿Por qué Dios nos pone a prueba?

Las pruebas de fe de una persona forman parte de la Biblia. Santiago 1:2-4 enseña: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna".

Sin embargo, las pruebas de Dios no son en vano. Como dice Santiago, debemos responder a la prueba con alegría. ¿Por qué? Porque la prueba fortalece nuestra fe. Al igual que al podar una planta puede crecer más, la prueba de nuestra fe puede llevarnos a una fe más profunda y madura. En palabras de Santiago, las pruebas nos llevan a estar completos en nuestra relación con Dios, sin que nos falte nada.

Otro beneficio de permanecer firmes durante la prueba es la recompensa espiritual. Más adelante en el capítulo, Santiago 1:12 dice: "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman". A los que permanecen firmes durante la prueba se les promete la corona de la vida.

En los Salmos, se suele hablar de la prueba como una forma de purificación. En otras palabras, la prueba ayuda a quitar las impurezas en la vida de uno y a fortalecer la fe en Dios. El Salmo 66:10 enseña: "Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata". Algunos salmos hasta piden a Dios que los pruebe, como el salmista dijo en el Salmo 26:2: "Escudríñame, oh Señor, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón". El Salmo 139:23-24 añadió: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno". Igualmente, en 1 Pedro 1:7 se dice: "para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo".

En el Antiguo Testamento, Job es el claro ejemplo de una persona que permaneció fielmente al lado de Dios durante un tiempo de prueba. Perdió a sus hijos, su casa y su trabajo, e incluso tuvo amigos y una esposa que lo aconsejaron de forma equivocada. Sin embargo, respondió: "El Señor dio, y el Señor quitó; sea el nombre del Señor bendito" (Job 1:21). La Biblia dice: "En todo esto no pecó Job con sus labios" (Job 2:10).

En el Nuevo Testamento, Jesús es el máximo ejemplo de alguien que permaneció firme en tiempos de prueba. Tres veces resistió las tentaciones de Satanás en el desierto (Mateo 4:1-11); luchó en oración la noche antes de Su muerte; y soportó juicios ilegales, sufrimiento y una agonizante muerte en la cruz. Pero en todo esto no pecó y cumplió fielmente el plan del Padre para Su vida.

Nosotros, de la misma manera, somos llamados a experimentar tiempos de prueba. Están diseñadas para ayudarnos a madurar en nuestra fe, servir como ejemplo para otros y reflejar el ejemplo de Jesús.



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