¿Te perdonará Dios si sigues cometiendo el mismo pecado?

Las Escrituras son claras en cuanto a que el perdón de Dios no tiene límites. El Salmo 103:12, particularmente, dice: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones". Cuando una persona se arrepiente, Dios elimina completamente sus pecados.

También se nos promete en 1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Nuestra responsabilidad es confesar nuestros pecados. Cuando lo hacemos, Él nos perdona. ¿Por qué? Porque Él es fiel y justo. Como enseña 2 Timoteo 2:13, "si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo".

Otro gran ejemplo se encuentra en Mateo 18:21-22: "Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". Pedro quería saber cuál era el límite del perdón. Jesús le contestó de una forma que dejó en claro que no existe un límite para el perdón con Dios.

El apóstol Pablo fue uno de los mayores líderes de la iglesia primitiva. Sin embargo, siguió luchando contra el pecado como creyente. En Romanos 7:18-20 escribió: "Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí". Como creyentes seguimos pecando, pero luchamos contra la tentación e intentamos hacer lo correcto.

Por supuesto, el perdón ilimitado de Dios no es una excusa para seguir pecando. Romanos 5:20-6:4 lo deja claro. Por el contrario, Su gracia debe hacernos dedicar nuestras vidas a Él en un servicio fiel. Al igual que muchos otros escritores del Nuevo Testamento, el apóstol Pablo comenzó sus cartas refiriéndose a sí mismo como un siervo de Cristo Jesús. Incluso Jesús dio el ejemplo de siervo lavando los pies de Sus discípulos (Juan 13) y dando Su vida como sacrificio por nuestros pecados.

De hecho, las Escrituras son claras en cuanto a que aquellos que no viven una vida cambiada y continúan en el pecado regularmente no son verdaderos creyentes: "El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios" (1 Juan 3:8-10). Una persona que no busca hacer lo correcto y no ama a los demás demuestra que no ha sido cambiada por la gracia de Dios.



Verdad relacionados:

¿Qué significan 1 Juan 3:6 y 1 Juan 5:18 cuando dicen que los creyentes no seguirán pecando?

Si Jesús perdonó todos mis pecados cuando me hice cristiano, ¿por qué no voy a seguir pecando?

¿Qué puedo hacer para llegar a odiar mi propio pecado?

¿Por qué es importante huir de la tentación?

¿Qué dice la Biblia sobre la falsa culpa?


Volver a:
La verdad sobre la vida cristiana










Buscar:



Navegación

Acerca

Fe