¿Nos busca Dios?

En toda la biblia, encontramos el mandato continuo de buscar a Dios y vemos el relato de como Él nos está buscando. En Jeremías 29:13 Dios dice a los israelitas: "Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón". Desde el momento de la creación, Dios ha estado buscando tener una relación con la humanidad.

El propósito de nuestra creación fue la comunión con Dios, y la historia de la biblia es la historia de Dios buscando relacionarse con nosotros. Cuando Adán y Eva pecaron, se escondieron de Dios entre los árboles del jardín del Edén. Dios es quien los buscó y vino tras ellos, "Mas el Señor Dios llamó al hombre" (Génesis 3:8-9). Dios siempre ha tenido el deseo de reconciliarnos con Él; envió a Su hijo Jesús para "buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10). Desde la creación hasta ahora, Dios ha buscado la conexión con nosotros porque nos ama. Jesús vino, vivió y murió para que Dios nos buscara (Juan 3:16-18).

Antes de que busquemos y encontremos a Dios, Él es quien primero nos atrae hacia sí (Juan 6:44; véase también el Salmo 53:2). Jesús contó la parábola del pastor que va tras la oveja perdida y la parábola de la moneda perdida para mostrarnos el empeño con que Dios busca un alma perdida (Lucas 15:3-10). Como Dios es nuestro Creador, nos conoce bien y se preocupa por nosotros de forma individual (Mateo 10:29-31; Salmo 139:13). Nos valora tanto que nos creó a Su imagen y semejanza (Génesis 1:27). Dios nos busca para que le conozcamos a Él y tengamos la verdadera vida en Él.

Los que hemos llegado a conocer a Dios tenemos el privilegio de ser usados por Él aquí en la tierra siendo testigos de Él y de Su bondad. En parte, Dios busca a la gente utilizando a otras personas para compartir Su verdad y expresar tangiblemente Su amor. Jesús encargó a los discípulos que continuaran con Su obra como testigos de la reconciliación que Él desea: "Seréis mis testigos... hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). Desde entonces, los creyentes en Jesús han difundido las buenas nuevas del Evangelio: Dios busca una relación con cada uno de nosotros, y Jesús abrió el camino.

Una vez que somos creyentes, Dios continúa buscándonos a través del Espíritu Santo que mora en nosotros. El Espíritu nos guía por los caminos del Señor y nos da libertad (2 Corintios 3:17), amor (Romanos 5:5), ayuda (Juan 14:16-17), corrección (2 Timoteo 3:16) y el poder que necesitamos para caminar con Dios y en obediencia a Su Palabra (Filipenses 2:12-13; Gálatas 5:16-25). El Espíritu es Dios que nos busca y nos permite buscarle para que tengamos una estrecha relación con Él y demos fruto espiritual (Juan 15:1-11). El Espíritu está aquí para orar por nosotros y ayudarnos en nuestra debilidad (Romanos 8:26). Él nos ilumina con la Palabra de Dios (la Biblia) para que podamos conocer mejor a Dios. Nos une como creyentes entre sí, equipándonos para edificarnos unos a otros (1 Corintios 12:4-7, 12-13; Efesios 4:1-6). Nos guía en la vida y nos recuerda que hemos sido adoptados por Dios y que podemos descansar firmemente en la esperanza en Él, confiando en que cumplirá Sus promesas (Efesios 1:3-14).

Dios nos busca cada día y de muchas maneras diferentes. No tenemos que vivir esta vida cristiana por nuestra propia cuenta; la vivimos en estrecha comunión con Dios gracias a la obra de Jesucristo y mediante el don y el poder del Espíritu Santo. Tenemos el beneficio de la Palabra de Dios, el privilegio de acudir a Él en oración y la bendición de otros creyentes que caminan a nuestro lado y nos animan (Hebreos 10:24-25). Servimos a un Dios que nos busca y que nos ama más de lo que podemos comprender (Efesios 3:14-19). ¡Qué regalo tan extraordinario! ¡Qué Dios tan maravilloso!



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