¿Quiénes son los misioneros cristianos y qué hacen?

Un misionero cristiano es una persona que dedica su vida a cumplir la Gran Comisión: predicar el Evangelio, bautizar y hacer discípulos (Mateo 28:19-20). Por lo general, el misionero difunde el Evangelio al mismo tiempo que realiza un servicio práctico, como por ejemplo trabajar en un orfanato o prestar atención médica.

Normalmente, los misioneros tienden la mano a los que están fuera de su cultura de origen, ya sea un país diferente o un grupo demográfico diferente dentro del mismo país. Algunos ayudan a niños y familias que viven en la pobreza en todo el mundo, otros realizan viajes cortos para organizar campamentos bíblicos de verano o construir casas, y otros se sientan frente al computador y escriben artículos que personas de todo el mundo pueden leer en línea.

La historia nos brinda varios ejemplos de misioneros. Todos los apóstoles viajaron y difundieron el Evangelio, incluyendo a Pablo, Pedro y Juan. Corrie Ten Boom y su hermana Betsie fueron misioneras entre las prisioneras de los campos de concentración de Ravensbrook. Eric Liddell, el olímpico inmortalizado en Carros de fuego, era hijo de misioneros en China y posteriormente regresó allí como misionero. Jim Elliot, Nate Saint y otros fueron asesinados en el campo misionero de Ecuador por una tribu de indios quechuas que después se convirtieron a Cristo.

En las misiones hay una gran variedad de trabajos, al igual que en la vida normal. Algunos son traductores, otros pilotos y otros ayudan a recuperarse a las víctimas del tráfico de personas.

Sin importar cuál sea su labor de ayuda, el trabajo principal de un misionero es acercar a la gente a Jesús. Los misioneros pueden empezar por familiarizarse con la gente y la cultura. Luego tienen que redactar el mensaje del Evangelio para que la población local pueda comprender su necesidad de la obra salvadora del sacrificio de Jesús. Una vez que la gente del lugar llega a ser creyente, debe ser discipulada, entrenada e incluso educada para llegar a ser pastores en su comunidad. En algunas culturas, esto puede suceder en unos pocos años, pero en muchas, se necesitan varias generaciones para ver algún cambio.

Los misioneros pueden ir a cualquier parte. Algunos, como Amy Carmichael, se trasladan a un nuevo país y nunca miran atrás. Otros, como muchos estudiantes, van sólo una semana. Cuando pensamos en los misioneros, nos imaginamos a individuos o familias que van a África, a China o a un grupo de personas no alcanzadas en un lugar remoto. Sin embargo, los misioneros también se trasladan de la periferia al centro de la ciudad. O incluso trabajan en ministerios en su propia ciudad. Con el desarrollo de Internet, es posible llegar a millones de personas con el Evangelio sin salir de casa.

La vida de un verdadero misionero es difícil. Primero pasan años de formación en temas de teología, cultura local y cualquier trabajo secundario del que vayan a ser responsables. En el campo, deben aplicar todo lo aprendido mientras cuidan de sus familias en un ambiente que puede ser hostil. A veces, los hijos de los misioneros son enviados lejos de sus padres a internados. Cuando finalmente regresan a casa, no tienen casa ni auto, y deben viajar por todo el país, hablar con las iglesias y orar para que Dios guíe a los creyentes a brindar apoyo financiero.

Los misioneros también corren peligro, ya que la mayoría de los lugares del mundo no son muy acogedores para el cristianismo. A los misioneros se les puede ignorar en Dinamarca y asesinar en la India. Como Jesús dijo a Sus discípulos: "He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles" (Mateo 10:16-18). En Romanos 8:36, Pablo da testimonio de la verdad de las tribulaciones cuando dice: "Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero."

Se necesita una clase particular de persona para escoger pasar toda una vida alcanzando a aquellos que desesperadamente necesitan a Jesús pero que no quieren aprender sobre Él. Los misioneros deben estar muy seguros de que Jesús es más importante para ellos que las cosas mundanas, y que llevar a otros a Jesús es más importante que la comodidad. En Mateo 10:28, Jesús dice: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno". Los misioneros son personas apasionadas capaces de tomar este versículo y aplicarlo a los demás; se esfuerzan por no temer a quienes pueden matar su propio cuerpo cuando las almas de los demás están en peligro.



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