¿Acaso los ministerios interconfesionales son apropiados?

Un ministerio interconfesional se refiere a la asociación de varios grupos religiosos en una organización o en un proyecto. Puede incluir una variedad de grupos cristianos, así como judíos, musulmanes, hindúes, budistas, ateos u otros. Hay que tener en cuenta muchas cosas a la hora de determinar qué tipo de ministerios interconfesionales son convenientes para los cristianos.

Algunos grupos interconfesionales tienen como objetivo difundir un mensaje de unidad y "tolerancia". Sin embargo, el mensaje del Evangelio es exclusivo. Sólo hay un Salvador: Jesús (Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5-6). Es evidente que los cristianos no deben involucrarse en organizaciones cuya intención sea hablar de un mensaje de salvación universal. Lo menos amoroso que puede hacer un cristiano es diluir el Evangelio y ocultar la verdad de que "en ningún otro [Jesús] hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).

Dicho esto, hay muchos ministerios interconfesionales que tienen como objetivo proporcionar ayuda práctica a las personas, tales como la lucha contra la trata de seres humanos o la ayuda en caso de catástrofes. Sabiendo que los cristianos están llamados a brindar ayuda práctica a los demás (Santiago 2:14-17) y que los recursos son limitados, a veces es conveniente que los grupos cristianos se unan a otros para prestar ayuda. Al mismo tiempo, incluso al prestar esa ayuda, no se debe comprometer el mensaje del Evangelio.

El punto clave en cualquier conexión interconfesional es considerar si la asociación comprometería convicciones bíblicas fundamentales. Por ejemplo, un grupo cristiano no compartiría una reunión de oración con un grupo musulmán (ya que cada grupo oraría a un Dios diferente). Un grupo cristiano tampoco querría estar oficialmente relacionado con un grupo cuyo nombre pudiera comunicar un mensaje erróneo o con un grupo que exigiera la firma de ciertos acuerdos que obligaran al grupo cristiano a contratar a personas que discreparan de la fe cristiana. Los grupos cristianos tampoco desearían estar legalmente obligados a no compartir las buenas nuevas de Jesús con aquellos a los que sirven. La ayuda práctica es de vital importancia, pero nunca puede ir en detrimento del Evangelio. La ayuda práctica contribuye a la vida en la tierra; el Evangelio trae la vida eterna.

Otro aspecto a tener en cuenta es si se necesita un esfuerzo a mayor escala. A veces es mejor que varios grupos se unan para trabajar por un objetivo concreto. Otras veces es más eficaz una ayuda en menor escala. Aparte de las consideraciones ideológicas, los cristianos también deben pensar en las cuestiones logísticas y tratar de ser fieles administradores de todos sus recursos.

Un ejemplo de ministerio interconfesional que puede resultar beneficioso son los esfuerzos por servir a los pobres de la propia comunidad. Toda persona necesita comida, agua, ropa y techo. Los cristianos deben sentirse libres de trabajar con personas de cualquier confesión o sin confesión alguna para satisfacer estas necesidades humanas básicas. Una segunda opción sería el cuidado de los huérfanos y las viudas. Santiago 1:27 enseña: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo". Esto podría incluir también a cualquier niño de una familia de un solo progenitor o a cualquier anciano. Una tercera opción podría incluir los servicios comunitarios que ayudan a los niños necesitados, tales como atención extraescolar, clases particulares o deportes. Jesús enseñó: "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios" (Marcos 10:14).

Otras opciones que se pueden considerar son el servicio a inmigrantes, refugiados, presos, hospitalizados, enfermos terminales, proyectos de agua potable, asistencia psicológica, discapacitados, lucha contra la trata de personas, personal militar o de las fuerzas del orden y asistencia en catástrofes. Estos y otros esfuerzos ministeriales similares encajan con lo que Jesús describe como servir al "más pequeño de estos" en Mateo 25, así como ayudar a los necesitados como en el relato del Buen Samaritano en Lucas 10:25-37.

Además de servir a los necesitados, estas alianzas pueden influir en los no creyentes para que consideren o reconsideren las buenas nuevas de Jesús. De hecho, Jesús enseñó: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:14-16). A veces, nuestros esfuerzos por satisfacer las necesidades, y hacerlo en colaboración con los demás, pueden servir para evangelizar. Demostrar nuestro amor a los demás de forma tangible puede ayudarles a ver y aceptar el amor de Dios.



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