¿Podemos usar instrumentos musicales en la iglesia?
La historia del uso de instrumentos en las iglesias es interesante. Para alabar a Dios, los judíos utilizaban mucho los instrumentos (1 Crónicas 23:5; 2 Crónicas 29:26-27; Isaías 38:20; Habacuc 3:19). La Iglesia cristiana no. De hecho, el Nuevo Testamento no autoriza, ni condena, ni siquiera menciona el uso de instrumentos en la iglesia. Muchas iglesias de hoy todavía aducen la ausencia de instrumentos en el Nuevo Testamento como "prueba" de que Jesús no quiere cantos con acompañamiento. Hay varios versículos que describen a los creyentes cantando, pero todos ellos parecen ser sin acompañamiento (Mateo 26:30; Hechos 16:25; Efesios 5:19; Hebreos 2:12; Santiago 5:13). Ahora bien, el rechazo de los instrumentos musicales por parte de la Iglesia del Nuevo Testamento puede haber sido más cultural que espiritual. Muchos miembros de la iglesia procedían de religiones paganas, y rompieron con prácticas culturales que les recordaban su pasado pagano. Por ejemplo, para demostrar que creían en la resurrección, los cristianos enterraban a sus muertos en vez de incinerarlos. Otra forma de romper con el pasado era concentrarse en adorar a Dios con palabras y abandonar la música instrumental que acompañaba a los ritos paganos.
Poco a poco, la mayoría de las iglesias se fueron dando cuenta que la falta de mención de instrumentos musicales en la Iglesia primitiva no indicaba una absoluta prohibición. Los órganos empezaron a utilizarse en algunas iglesias en el siglo VII y ya eran un elemento básico en el siglo XIII. Aun así, muchos teólogos respetados, como Juan Calvino, Juan Wesley, Martín Lutero y Carlos Spurgeon, rechazaron los instrumentos en los servicios, y la Iglesia Ortodoxa Griega sigue sin utilizarlos.
Las iglesias que creen que no se deben usar instrumentos mencionan varias escrituras en el Nuevo Testamento que hablan de cantar sin instrumentos, aunque no existe ninguna prohibición específica contra el uso de instrumentos en la iglesia. Como ocurre con cualquier medio, el uso de instrumentos debe glorificar a Dios, ayudar a los demás a adorar a Dios y no llamar indebidamente la atención sobre sí mismo. La iglesia primitiva pudo haber sido prudente al rechazar una herramienta de adoración que se identificaba con la idolatría, sin embargo, nosotros debemos usar nuestra libertad en Cristo de manera responsable y adorar como el Espíritu Santo nos guíe. Si los instrumentos agregan valor al servicio de la iglesia, debemos sentirnos libres de usarlos.
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