La inerrancia bíblica es sumamente importante. El cristianismo se basa en si las palabras que son la base de tu fe son verdaderas. Esta cuestión refleja el carácter de Dios y es fundamental para que entiendas todo lo que enseña la Biblia. La propia Biblia afirma ser perfecta y sin errores (Salmo 19:7).
Fue escrita por cuarenta autores diferentes a lo largo de un periodo de 1500 años. Las probabilidades de que los sesenta y seis libros coincidan en un tema central son astronómicas y, sin embargo, no hay contradicciones ni errores, ni siquiera en los últimos siglos de sus numerosas traducciones. Además, si alguna parte de la Biblia contuviera errores, tendrías motivos para desconfiar del Dios que inspiró sus páginas. Pero así como Dios es perfecto, puedes esperar que Su palabra sea igualmente digna de confianza.
La inerrancia bíblica significa que puedes confiar en la Palabra de Dios como verdadera y sin errores, pero eso no significa que debas dejar de usar tu mente para comprender o interpretar mejor las Escrituras. Se te ordena estudiar la Palabra (2 Timoteo 2:15). Se elogia a quienes escudriñan las Escrituras (Salmo 1:1-2; Hechos 17:11). Además, reconoces que hay pasajes difíciles en la Biblia, así como desacuerdos sinceros sobre su interpretación.
Tu objetivo es acercarte a las Escrituras con reverencia y oración. Cuando lees algo que no entiendes, buscas una respuesta de Dios a través de la oración y la investigación. Recurres al Autor en busca de una comprensión más profunda de Su Palabra perfecta. La Biblia es perfecta; tú eres imperfecto. Como afirma el escritor de Hebreos: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Observa la relación entre “el corazón” y “la Palabra”. La Palabra examina; el corazón está siendo examinado. La Biblia te llama a vivir según sus caminos, no a cuestionar si vale la pena seguir sus caminos. Como dice Romanos 9:20: “Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: «Por qué me hiciste así?»?”.
Cuando confías en la inerrancia bíblica, buscas la verdad y procuras aplicarla a tu vida, sabiendo que es la Palabra de Dios para ti. La Biblia es tu única regla de fe y práctica. Si no es fiable, ¿en qué basas tus creencias? Jesús pide tu confianza, y eso incluye la confianza en lo que Él dice en Su Palabra.
En Juan 6:67-69, Jesús acababa de presenciar la partida de muchos que decían seguirle. Entonces, se dirige a los doce apóstoles: “Jesús dijo entonces a los doce: «¿Acaso quieren ustedes irse también?»”. Ante esto, Pedro habla en nombre del resto de los discípulos: “Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna»”. La convicción de Pedro debe ser también la tuya. Debes considerar que el Señor tiene las palabras de vida. No hay otra fuente.
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